PODCAST: Una visita a Berlanga de Duero (Soria) * Guía de Viaje

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  • Опубліковано 11 тра 2017
  • www.siempredepaso.es SIEMPREDEPASO RADIO. Hoy nos acercamos hasta Berlanga de Duero, una localidad con sus murallas, su castillo en alto y su enorme colegiata, que parece plantada en el paisaje como si estuviera compuesta para rodar en ella una película del Cid
    PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: www.siempredepaso.es/una-visi...
    El Duero es un río mágico, largo y con una historia tan densa que apenas le cabe entre sus dos orillas. En realidad, el Duero es como un largo hilo irrompible al que, entre guerras y riadas, le hubieran ido brotando perlas todo a lo largo. Desde las faldas del Urbión hasta el mismísimo Atlántico, casi todas las poblaciones que se miran en sus aguas tienen hermosos rincones de aires medievales y mucha Reconquista a cuestas. Una de esas poblaciones recoquetas, de soportal y castillo, de escudos señoriales y picota memorable, de palacetes por doquier, templo como dios manda y plaza Mayor a la antigua usanza es Berlanga de Duero. Una perla junto al Duero para pasearla sin prisa.
    A Berlanga le pasó que el Duero se convirtió bien pronto en su mejor razón para existir. También el río Escalote, que labra tras el castillo un foso tan profundo que en su fondo apenas se proyecta el sol. Durante casi 200 años, entre los siglos X y XI, el Duero y las franjas ribereñas de ambos lados se convirtieron en un tablero de ajedrez sobre el que cayó más sangre que agua. A lo largo de esos dos siglos y en ese espacio fronterizo, en el que Berlanga tuvo un papel preponderante, el Duero dibujó sobre los campos y los mapas la línea a conquistar: para los reinos cristianos fue la marca que debían de saltar hacia el sur para recuperar lo que consideraban perdido; y la Marca Media, como denominaba el Al-Ándalus a una frontera que aspiraba con dejar atrás en su avance hacia el norte.
    Esa es la razón por la que Berlanga se hizo y se deshizo tantas veces que al final nadie llevó la cuenta. También es el motivo de que su castillo acabara construyéndose en el lugar más difícil de tomar por las bravas: sobre una estrecha meseta rocosa en la que el río Escalote ejerce de foso natural y con las vistas privilegiadas que permitían no dejarse coger por sorpresa. Desde ese cerro enriscado se divisa, entre otras muchas cosas, la silueta imponente de Gormaz, la que fuera en su tiempo la mayor fortaleza califal de Europa.
    Dicen las crónicas que, entre tanta refriega, por él pasaron figuras de la talla de Almanzor. O Fernando I, que en 1060 entró a saco para quedárselo. En 1080 fue Alfonso VI quien entregó la defensa del castillo y de la villa de Berlanga al mismísimo Cid Campeador por "juro de heredad", o sea, con la condición de no poder venderla o darla a cambio. Al final, fue Alfonso I de Aragón quien la gana y la repuebla definitivamente, de manera que tras dejar atrás el periodo en el que Berlanga estuvo en la frontera del norte y el sur, volvió a quedar en posición fronteriza, pero esta vez entre los reinos de Castilla y Aragón.
    Después de tanto traqueteo hubo que recomponer la fortaleza en el siglo XV, amansadas ya las aguas de los embates más feroces, y ya en tiempos de los nuevos señores de la villa, que era la familia Tovar. Y aunque no todos están de acuerdo, parece ser que aquellas obras de remodelación se alargaron más allá de los 100 años. Tanto, que acabaron mezclándose con las de la construcción del palacio señorial que proyectaron al pie de la misma colina. Y hasta tal punto, que hay quien asegura que si el castillo no llegó a remodelarse por completo fue debido a que el interés de los nuevos propietarios estaba ya mucho más por las construcciones palaciegas suntuosas que en acabar un castillo tocho, puede que con muy buenas defensas pero en el que las corrientes de aire resultaban más difíciles de burlar que en un palacio moderno y de nueva construcción.
    La edad de oro de esta villa llegó en el siglo XVI tras la entrega por parte de Carlos V del castillo, villa y territorio con título de marquesado a la familia de los Tovar en recompensa a los favores prestados durante la Guerra de las Comunidades.
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КОМЕНТАРІ • 1

  • @rodrigodiazdevivarymendoza9775
    @rodrigodiazdevivarymendoza9775 7 років тому +1

    Yo he visitado Berlanga unas 4 veces, y me sigue encantando cada vez voy, y eso que vivo a casi 5 horas de esa preciosa villa.