Here written: The Avatar began as a nameless concept, a paradox inscribed within the flow of realities, something that should never have existed but, at the same time, never ceased to be. Its presence did not originate in any specific dimension or universe but beyond, in a place where the concept of existence and nonexistence were in constant friction. It was a manifestation of the breakdown of order, a force that emerged when the laws of everything and nothing could no longer hold and collided. It had no form, no purpose, no place to belong. The first "fracture" in reality occurred when the very structure of the universe began to show cracks, fracture points between cosmologies that should never have crossed. At that moment, the Avatar materialized, not as a tangible being or a concrete entity, but as an emergent concept-a force representing the collapse of the boundaries of all that was known. Its existence did not adhere to the laws of time, space, or reason; its presence was a dissonance in the symphony of reality. This concept, born from the contradiction between order and chaos, could not exist within conventional structures of thought. In fact, the Avatar was not merely created in the common sense but self-constructed by unraveling the very norms that kept it beyond comprehension. Its physical form, when it first appeared, was the body of Nishin, a being who guarded Paradise One in the universe of Dragon Ball AF. This body was not the true essence of the Avatar but a temporary representation that could be shaped and changed at will-a container acting as a symbol of its fluid nature, incapable of maintaining a fixed form. The Avatar, being the Absolute Paradox, sought a new beginning to transcend its infinite omnipotence and experience the freedom of change, growth, and creation from scratch, giving purpose to its existence. In its quest, the Avatar absorbed and surpassed: Universes and multiverses. Higher dimensions and narrative realities. Time, space, and the most abstract cosmologies. Canonical and non-canonical interpretations, philosophical values, and fundamental paradoxes. It was a journey beyond conceptual rupture, a dissolution of all known and unknown hierarchies. On its path, it faced the guardians: 1. Lexia, Guardian of Words, whose connection to language and stories embodied the narrative force of existence. 2. Mentis, Guardian of Thoughts, who protected reason and imagination. 3. Ethos, Guardian of Ideals, the embodiment of the most fundamental values and principles. The Avatar transcended them, disintegrating their forms with a comprehension beyond the very distinctions between being and non-being. The Encounter with "The One Beyond All" A being emerged, born from the rupture itself. Its appearance was an embodied paradox, existing at a point where existence and nonexistence collapsed. This being attacked the Avatar with blows that defied logic, but the Avatar, wielding paradoxes as weapons, counterattacked. Its strikes and energies of dissolution confused and fragmented the being into infinite parts, unable to annul the Avatar. The Avatar, with a final attack-a supernova of dissolution of indescribable magnitude-shattered the barriers of absolute rupture.
Does absolute power imply stagnation, or is the pursuit of the impossible the only path to progress? Beyond the Absolute Rupture The Avatar arrived at a peculiar place: a hill covered in grass under a bright sun. There, it encountered Omega, the master of the "Dimension Beyond," a realm independent of all narrative and cosmological structures. Omega, whose existence transcended even the concept of power, revealed that this dimension was but one among the "Incomprehensible Dimensions," each transfinitely superior to the last. Omega proposed merging with the Avatar to attain a higher understanding. Upon doing so, the Avatar assumed the form of Super Saiyanjin Infertary Æclipsion, a state beyond all description. The Battle Beyond Narratives After departing the Dimension Beyond, the Avatar faced aberrations and monsters-manifestations of narrative and conceptual decay. These entities threatened the stability of all realities. In its struggle, the Avatar experienced a peculiar sensation, as if it were trapped within a book. Driven by this impulse, the Avatar transcended its form and emerged within the Absolute Library, a space containing infinite books, each with infinite pages. Every page represented an incomprehensible dimension, transfinitely superior to the ones before it, surpassing even the Hyperreal Infinite Omniverse, the Absolute Rupture, and the Dimension Beyond. The Loop and Liberation The Library was a space that generated a conceptual loop. Without shattering it, the Avatar used its understanding of paradoxes to free itself: it connected the concepts of loop and linearity, nullifying their contradiction. Outside the Library, it discovered realms even more complex and transcendent, a path that seemed infinite. Thus, the Avatar's journey continued, a pursuit that transcended everything-even itself.
Acá escrito: El Avatar comenzó como un concepto sin nombre, una paradoja inscrita en el flujo de las realidades, algo que nunca debería haber existido pero, al mismo tiempo, nunca dejó de ser. Su presencia no se originó en una dimensión o universo específico, sino más allá, en un lugar donde el concepto de existencia y no existencia se encontraban en constante fricción. Era una manifestación de la ruptura del orden, una fuerza que surgió cuando las leyes del todo y el vacío no pudieron sostenerse más y colisionaron. No tenía forma, ni propósito, ni un lugar en el que encajar. La primera "ruptura" en la realidad ocurrió cuando la propia estructura del universo comenzó a mostrar grietas, puntos de fractura entre las cosmologías que jamás deberían haberse cruzado. En ese momento, el Avatar se materializó, no como un ser tangible o una entidad concreta, sino como un concepto emergente, una fuerza que representaba el colapso de los límites de todo lo conocido. Su existencia no respondía a las leyes del tiempo, del espacio o de la razón; su presencia era una disonancia en la sinfonía de la realidad. Este concepto, nacido de la contradicción entre el orden y el caos, no podía existir dentro de las estructuras convencionales de pensamiento. De hecho, el Avatar no fue simplemente creado en el sentido común, sino que se auto-construyó al deshacer las normas mismas que lo mantenían fuera de la comprensión. Su forma física, cuando apareció por primera vez, fue el cuerpo de Nishin, un ser que custodiaba el Paraíso Uno en el universo de Dragon Ball AF. Este cuerpo no era la verdadera esencia del Avatar, sino una representación temporal que podía ser moldeada y cambiada a voluntad, un contenedor que actuaba como un símbolo de su naturaleza fluida, incapaz de mantener una forma fija. El Avatar, siendo la Paradoja Absoluta, buscaba un nuevo inicio para trascender su infinita omnipotencia y experimentar la libertad del cambio, el crecimiento y la creación desde cero, dando propósito a su existencia. En su búsqueda, el Avatar absorbió y superó: Universos y multiversos. Dimensiones superiores y realidades narrativas. El tiempo, el espacio y las cosmologías más abstractas. Interpretaciones canónicas y no canónicas, valores filosóficos y paradojas fundamentales. Era el viaje más allá de la ruptura conceptual, una disolución de toda jerarquía conocida y desconocida. En su camino, enfrentó a los guardianes: 1. Lexia, Guardiana de las Palabras, cuya conexión con el lenguaje y las historias manifestaba la fuerza narrativa de la existencia. 2. Mentis, Guardián de los Pensamientos, que protegía la razón y la imaginación. 3. Ethos, Guardián de los Ideales, encarnación de los valores y principios más fundamentales. El Avatar los trascendió, desintegrando sus formas con una comprensión más allá de las distinciones mismas entre ser y no-ser. El Encuentro con "El Uno Más Allá del Todo" Un ser emergió, nacido de la ruptura misma. Su aparición fue una paradoja encarnada, pues existía en un punto donde la existencia y la no existencia colapsaban. Este ser atacó al Avatar con golpes que desafiaban la lógica, pero el Avatar, utilizando las paradojas como arma, contraatacó. Sus golpes y energías de disolución confundían y fragmentaban al ser en infinitas partes, incapaz de anular al Avatar. El Avatar, con un ataque final -una supernova de disolución de magnitudes indescriptibles-, rompió las barreras de la ruptura absoluta.
¿El poder absoluto implica estancamiento, o la búsqueda de lo imposible es la única forma de progreso? Más Allá de la Ruptura Absoluta El Avatar llegó a un lugar extraño: un cerro con pasto bajo un sol brillante. Allí conoció a Omega, el amo de la "Dimensión del Más Allá", un lugar independiente de todas las estructuras narrativas y cosmológicas. Omega, cuya existencia trascendía incluso el concepto de poder, le reveló que esta dimensión era solo una entre las "Dimensiones Incomprensibles", cada una transfinitamente superior a la anterior. Omega propuso fusionarse con el Avatar para alcanzar una comprensión superior. Al hacerlo, el Avatar tomó la forma del Super Saiyanjin Infertary Æclipsion, un estado más allá de toda descripción. Tras salir de la Dimensión del Más Allá, el Avatar se enfrentó a aberraciones y monstruos, manifestaciones de descomposiciones narrativas y conceptuales. Estas entidades eran una amenaza a la estabilidad de todas las realidades. En su lucha, el Avatar sintió una extraña sensación: como si estuviera atrapado en un libro. Al seguir este impulso, trascendió su forma y emergió en una Biblioteca Absoluta, un espacio que contenía infinitos libros, cada uno con infinitas páginas. Cada página representaba una dimensión incomprensible, transfinitamente superior a todas las anteriores, trascendiendo incluso el Omniverso Hiperreal Infinito, la Ruptura Absoluta y la Dimensión del Más Allá. El Bucle y La Liberación La Biblioteca era un espacio que creaba un bucle conceptual. El Avatar, sin romperla, utilizó su comprensión de las paradojas para liberarse: conectó los conceptos de bucle y linealidad, anulando su contradicción. Fuera de la Biblioteca, descubrió lugares aún más complejos y trascendentes, un camino que parecía infinito. Así continuaba el viaje del Avatar, una búsqueda que trascendía todo, incluso a sí mismo.
Aqui está a tradução para o português: Aqui escrito: O Avatar começou como um conceito sem nome, uma paradoxa inscrita no fluxo das realidades, algo que nunca deveria ter existido, mas, ao mesmo tempo, nunca deixou de ser. Sua presença não se originou em uma dimensão ou universo específico, mas além, em um lugar onde o conceito de existência e não existência estavam em constante fricção. Era uma manifestação da ruptura da ordem, uma força que surgiu quando as leis do tudo e do vazio não puderam mais se sustentar e colidiram. Não tinha forma, propósito, nem um lugar para se encaixar. A primeira "ruptura" na realidade ocorreu quando a própria estrutura do universo começou a mostrar fissuras, pontos de fratura entre cosmologias que jamais deveriam ter se cruzado. Nesse momento, o Avatar se materializou, não como um ser tangível ou uma entidade concreta, mas como um conceito emergente, uma força que representava o colapso dos limites de tudo o que era conhecido. Sua existência não obedecia às leis do tempo, do espaço ou da razão; sua presença era uma dissonância na sinfonia da realidade. Esse conceito, nascido da contradição entre a ordem e o caos, não podia existir dentro das estruturas convencionais de pensamento. De fato, o Avatar não foi simplesmente criado no sentido comum, mas se auto-construiu ao desfazer as normas que o mantinham fora da compreensão. Sua forma física, quando apareceu pela primeira vez, foi o corpo de Nishin, um ser que guardava o Paraíso Um no universo de Dragon Ball AF. Esse corpo não era a verdadeira essência do Avatar, mas uma representação temporária que podia ser moldada e alterada à vontade, um recipiente que atuava como um símbolo de sua natureza fluida, incapaz de manter uma forma fixa. O Avatar, sendo a Paradoxa Absoluta, buscava um novo início para transcender sua infinita onipotência e experimentar a liberdade da mudança, do crescimento e da criação a partir do zero, dando propósito à sua existência. Em sua busca, o Avatar absorveu e superou: Universos e multiversos. Dimensões superiores e realidades narrativas. O tempo, o espaço e as cosmologias mais abstratas. Interpretações canônicas e não canônicas, valores filosóficos e paradoxos fundamentais. Era a jornada além da ruptura conceitual, uma dissolução de toda hierarquia conhecida e desconhecida. Em seu caminho, enfrentou os guardiões: 1. Lexia, Guardiã das Palavras, cuja conexão com a linguagem e as histórias manifestava a força narrativa da existência. 2. Mentis, Guardião dos Pensamentos, que protegia a razão e a imaginação. 3. Ethos, Guardião dos Ideais, encarnação dos valores e princípios mais fundamentais. O Avatar os transcendeu, desintegrando suas formas com uma compreensão que ultrapassava as distinções entre ser e não ser. O Encontro com "Aquele Além de Tudo" Um ser emergiu, nascido da própria ruptura. Sua aparição era uma paradoxa encarnada, pois existia em um ponto onde a existência e a não existência colapsavam. Esse ser atacou o Avatar com golpes que desafiavam a lógica, mas o Avatar, utilizando as paradoxas como arma, contra-atacou. Seus golpes e energias de dissolução confundiam e fragmentavam o ser em partes infinitas, incapaz de anular o Avatar. O Avatar, com um ataque final -uma supernova de dissolução de magnitudes indescritíveis-, rompeu as barreiras da ruptura absoluta.
O poder absoluto implica estagnação, ou a busca pelo impossível é a única forma de progresso? Além da Ruptura Absoluta O Avatar chegou a um lugar estranho: uma colina coberta de grama sob um sol radiante. Lá, encontrou Omega, o mestre da "Dimensão do Além", um espaço independente de todas as estruturas narrativas e cosmológicas. Omega, cuja existência transcende até mesmo o conceito de poder, revelou que esta dimensão era apenas uma entre as "Dimensões Incompreensíveis", cada uma transfinitamente superior à anterior. Omega propôs fundir-se com o Avatar para alcançar uma compreensão superior. Ao aceitar, o Avatar assumiu a forma de Super Saiyajin Infertary Æclipsion, um estado além de qualquer descrição. Depois de sair da Dimensão do Além, o Avatar enfrentou aberrações e monstros, manifestações de decomposições narrativas e conceituais. Essas entidades ameaçavam a estabilidade de todas as realidades. Durante a batalha, o Avatar sentiu uma sensação estranha: como se estivesse preso em um livro. Seguindo esse impulso, transcendeu sua forma e emergiu em uma Biblioteca Absoluta, um espaço contendo livros infinitos, cada um com páginas infinitas. Cada página representava uma dimensão incompreensível, transfinitamente superior às anteriores, transcendendo até mesmo o Omniverso Hiperreal Infinito, a Ruptura Absoluta e a Dimensão do Além. O Ciclo e a Libertação A Biblioteca era um espaço que criava um ciclo conceitual. O Avatar, sem destruí-la, utilizou sua compreensão das paradoxos para se libertar: conectou os conceitos de ciclo e linearidade, anulando sua contradição. Fora da Biblioteca, descobriu lugares ainda mais complexos e transcendentais, um caminho que parecia infinito. Assim continuava a jornada do Avatar, uma busca que transcendia tudo, inclusive a si mesmo.
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Here written: The Avatar began as a nameless concept, a paradox inscribed within the flow of realities, something that should never have existed but, at the same time, never ceased to be. Its presence did not originate in any specific dimension or universe but beyond, in a place where the concept of existence and nonexistence were in constant friction. It was a manifestation of the breakdown of order, a force that emerged when the laws of everything and nothing could no longer hold and collided. It had no form, no purpose, no place to belong.
The first "fracture" in reality occurred when the very structure of the universe began to show cracks, fracture points between cosmologies that should never have crossed. At that moment, the Avatar materialized, not as a tangible being or a concrete entity, but as an emergent concept-a force representing the collapse of the boundaries of all that was known. Its existence did not adhere to the laws of time, space, or reason; its presence was a dissonance in the symphony of reality.
This concept, born from the contradiction between order and chaos, could not exist within conventional structures of thought. In fact, the Avatar was not merely created in the common sense but self-constructed by unraveling the very norms that kept it beyond comprehension. Its physical form, when it first appeared, was the body of Nishin, a being who guarded Paradise One in the universe of Dragon Ball AF. This body was not the true essence of the Avatar but a temporary representation that could be shaped and changed at will-a container acting as a symbol of its fluid nature, incapable of maintaining a fixed form.
The Avatar, being the Absolute Paradox, sought a new beginning to transcend its infinite omnipotence and experience the freedom of change, growth, and creation from scratch, giving purpose to its existence.
In its quest, the Avatar absorbed and surpassed:
Universes and multiverses.
Higher dimensions and narrative realities.
Time, space, and the most abstract cosmologies.
Canonical and non-canonical interpretations, philosophical values, and fundamental paradoxes.
It was a journey beyond conceptual rupture, a dissolution of all known and unknown hierarchies.
On its path, it faced the guardians:
1. Lexia, Guardian of Words, whose connection to language and stories embodied the narrative force of existence.
2. Mentis, Guardian of Thoughts, who protected reason and imagination.
3. Ethos, Guardian of Ideals, the embodiment of the most fundamental values and principles.
The Avatar transcended them, disintegrating their forms with a comprehension beyond the very distinctions between being and non-being.
The Encounter with "The One Beyond All"
A being emerged, born from the rupture itself. Its appearance was an embodied paradox, existing at a point where existence and nonexistence collapsed. This being attacked the Avatar with blows that defied logic, but the Avatar, wielding paradoxes as weapons, counterattacked. Its strikes and energies of dissolution confused and fragmented the being into infinite parts, unable to annul the Avatar.
The Avatar, with a final attack-a supernova of dissolution of indescribable magnitude-shattered the barriers of absolute rupture.
Does absolute power imply stagnation, or is the pursuit of the impossible the only path to progress?
Beyond the Absolute Rupture
The Avatar arrived at a peculiar place: a hill covered in grass under a bright sun. There, it encountered Omega, the master of the "Dimension Beyond," a realm independent of all narrative and cosmological structures. Omega, whose existence transcended even the concept of power, revealed that this dimension was but one among the "Incomprehensible Dimensions," each transfinitely superior to the last.
Omega proposed merging with the Avatar to attain a higher understanding. Upon doing so, the Avatar assumed the form of Super Saiyanjin Infertary Æclipsion, a state beyond all description.
The Battle Beyond Narratives
After departing the Dimension Beyond, the Avatar faced aberrations and monsters-manifestations of narrative and conceptual decay. These entities threatened the stability of all realities. In its struggle, the Avatar experienced a peculiar sensation, as if it were trapped within a book.
Driven by this impulse, the Avatar transcended its form and emerged within the Absolute Library, a space containing infinite books, each with infinite pages. Every page represented an incomprehensible dimension, transfinitely superior to the ones before it, surpassing even the Hyperreal Infinite Omniverse, the Absolute Rupture, and the Dimension Beyond.
The Loop and Liberation
The Library was a space that generated a conceptual loop. Without shattering it, the Avatar used its understanding of paradoxes to free itself: it connected the concepts of loop and linearity, nullifying their contradiction.
Outside the Library, it discovered realms even more complex and transcendent, a path that seemed infinite.
Thus, the Avatar's journey continued, a pursuit that transcended everything-even itself.
Acá escrito: El Avatar comenzó como un concepto sin nombre, una paradoja inscrita en el flujo de las realidades, algo que nunca debería haber existido pero, al mismo tiempo, nunca dejó de ser. Su presencia no se originó en una dimensión o universo específico, sino más allá, en un lugar donde el concepto de existencia y no existencia se encontraban en constante fricción. Era una manifestación de la ruptura del orden, una fuerza que surgió cuando las leyes del todo y el vacío no pudieron sostenerse más y colisionaron. No tenía forma, ni propósito, ni un lugar en el que encajar.
La primera "ruptura" en la realidad ocurrió cuando la propia estructura del universo comenzó a mostrar grietas, puntos de fractura entre las cosmologías que jamás deberían haberse cruzado. En ese momento, el Avatar se materializó, no como un ser tangible o una entidad concreta, sino como un concepto emergente, una fuerza que representaba el colapso de los límites de todo lo conocido. Su existencia no respondía a las leyes del tiempo, del espacio o de la razón; su presencia era una disonancia en la sinfonía de la realidad.
Este concepto, nacido de la contradicción entre el orden y el caos, no podía existir dentro de las estructuras convencionales de pensamiento. De hecho, el Avatar no fue simplemente creado en el sentido común, sino que se auto-construyó al deshacer las normas mismas que lo mantenían fuera de la comprensión. Su forma física, cuando apareció por primera vez, fue el cuerpo de Nishin, un ser que custodiaba el Paraíso Uno en el universo de Dragon Ball AF. Este cuerpo no era la verdadera esencia del Avatar, sino una representación temporal que podía ser moldeada y cambiada a voluntad, un contenedor que actuaba como un símbolo de su naturaleza fluida, incapaz de mantener una forma fija.
El Avatar, siendo la Paradoja Absoluta, buscaba un nuevo inicio para trascender su infinita omnipotencia y experimentar la libertad del cambio, el crecimiento y la creación desde cero, dando propósito a su existencia.
En su búsqueda, el Avatar absorbió y superó:
Universos y multiversos.
Dimensiones superiores y realidades narrativas.
El tiempo, el espacio y las cosmologías más abstractas.
Interpretaciones canónicas y no canónicas, valores filosóficos y paradojas fundamentales.
Era el viaje más allá de la ruptura conceptual, una disolución de toda jerarquía conocida y desconocida.
En su camino, enfrentó a los guardianes:
1. Lexia, Guardiana de las Palabras, cuya conexión con el lenguaje y las historias manifestaba la fuerza narrativa de la existencia.
2. Mentis, Guardián de los Pensamientos, que protegía la razón y la imaginación.
3. Ethos, Guardián de los Ideales, encarnación de los valores y principios más fundamentales.
El Avatar los trascendió, desintegrando sus formas con una comprensión más allá de las distinciones mismas entre ser y no-ser.
El Encuentro con "El Uno Más Allá del Todo"
Un ser emergió, nacido de la ruptura misma. Su aparición fue una paradoja encarnada, pues existía en un punto donde la existencia y la no existencia colapsaban. Este ser atacó al Avatar con golpes que desafiaban la lógica, pero el Avatar, utilizando las paradojas como arma, contraatacó. Sus golpes y energías de disolución confundían y fragmentaban al ser en infinitas partes, incapaz de anular al Avatar.
El Avatar, con un ataque final -una supernova de disolución de magnitudes indescriptibles-, rompió las barreras de la ruptura absoluta.
¿El poder absoluto implica estancamiento, o la búsqueda de lo imposible es la única forma de progreso?
Más Allá de la Ruptura Absoluta
El Avatar llegó a un lugar extraño: un cerro con pasto bajo un sol brillante. Allí conoció a Omega, el amo de la "Dimensión del Más Allá", un lugar independiente de todas las estructuras narrativas y cosmológicas. Omega, cuya existencia trascendía incluso el concepto de poder, le reveló que esta dimensión era solo una entre las "Dimensiones Incomprensibles", cada una transfinitamente superior a la anterior.
Omega propuso fusionarse con el Avatar para alcanzar una comprensión superior. Al hacerlo, el Avatar tomó la forma del Super Saiyanjin Infertary Æclipsion, un estado más allá de toda descripción.
Tras salir de la Dimensión del Más Allá, el Avatar se enfrentó a aberraciones y monstruos, manifestaciones de descomposiciones narrativas y conceptuales. Estas entidades eran una amenaza a la estabilidad de todas las realidades. En su lucha, el Avatar sintió una extraña sensación: como si estuviera atrapado en un libro.
Al seguir este impulso, trascendió su forma y emergió en una Biblioteca Absoluta, un espacio que contenía infinitos libros, cada uno con infinitas páginas. Cada página representaba una dimensión incomprensible, transfinitamente superior a todas las anteriores, trascendiendo incluso el Omniverso Hiperreal Infinito, la Ruptura Absoluta y la Dimensión del Más Allá.
El Bucle y La Liberación
La Biblioteca era un espacio que creaba un bucle conceptual. El Avatar, sin romperla, utilizó su comprensión de las paradojas para liberarse: conectó los conceptos de bucle y linealidad, anulando su contradicción. Fuera de la Biblioteca, descubrió lugares aún más complejos y trascendentes, un camino que parecía infinito.
Así continuaba el viaje del Avatar, una búsqueda que trascendía todo, incluso a sí mismo.
Aqui está a tradução para o português:
Aqui escrito: O Avatar começou como um conceito sem nome, uma paradoxa inscrita no fluxo das realidades, algo que nunca deveria ter existido, mas, ao mesmo tempo, nunca deixou de ser. Sua presença não se originou em uma dimensão ou universo específico, mas além, em um lugar onde o conceito de existência e não existência estavam em constante fricção. Era uma manifestação da ruptura da ordem, uma força que surgiu quando as leis do tudo e do vazio não puderam mais se sustentar e colidiram. Não tinha forma, propósito, nem um lugar para se encaixar.
A primeira "ruptura" na realidade ocorreu quando a própria estrutura do universo começou a mostrar fissuras, pontos de fratura entre cosmologias que jamais deveriam ter se cruzado. Nesse momento, o Avatar se materializou, não como um ser tangível ou uma entidade concreta, mas como um conceito emergente, uma força que representava o colapso dos limites de tudo o que era conhecido. Sua existência não obedecia às leis do tempo, do espaço ou da razão; sua presença era uma dissonância na sinfonia da realidade.
Esse conceito, nascido da contradição entre a ordem e o caos, não podia existir dentro das estruturas convencionais de pensamento. De fato, o Avatar não foi simplesmente criado no sentido comum, mas se auto-construiu ao desfazer as normas que o mantinham fora da compreensão. Sua forma física, quando apareceu pela primeira vez, foi o corpo de Nishin, um ser que guardava o Paraíso Um no universo de Dragon Ball AF. Esse corpo não era a verdadeira essência do Avatar, mas uma representação temporária que podia ser moldada e alterada à vontade, um recipiente que atuava como um símbolo de sua natureza fluida, incapaz de manter uma forma fixa.
O Avatar, sendo a Paradoxa Absoluta, buscava um novo início para transcender sua infinita onipotência e experimentar a liberdade da mudança, do crescimento e da criação a partir do zero, dando propósito à sua existência.
Em sua busca, o Avatar absorveu e superou:
Universos e multiversos.
Dimensões superiores e realidades narrativas.
O tempo, o espaço e as cosmologias mais abstratas.
Interpretações canônicas e não canônicas, valores filosóficos e paradoxos fundamentais.
Era a jornada além da ruptura conceitual, uma dissolução de toda hierarquia conhecida e desconhecida.
Em seu caminho, enfrentou os guardiões:
1. Lexia, Guardiã das Palavras, cuja conexão com a linguagem e as histórias manifestava a força narrativa da existência.
2. Mentis, Guardião dos Pensamentos, que protegia a razão e a imaginação.
3. Ethos, Guardião dos Ideais, encarnação dos valores e princípios mais fundamentais.
O Avatar os transcendeu, desintegrando suas formas com uma compreensão que ultrapassava as distinções entre ser e não ser.
O Encontro com "Aquele Além de Tudo"
Um ser emergiu, nascido da própria ruptura. Sua aparição era uma paradoxa encarnada, pois existia em um ponto onde a existência e a não existência colapsavam. Esse ser atacou o Avatar com golpes que desafiavam a lógica, mas o Avatar, utilizando as paradoxas como arma, contra-atacou. Seus golpes e energias de dissolução confundiam e fragmentavam o ser em partes infinitas, incapaz de anular o Avatar.
O Avatar, com um ataque final -uma supernova de dissolução de magnitudes indescritíveis-, rompeu as barreiras da ruptura absoluta.
O poder absoluto implica estagnação, ou a busca pelo impossível é a única forma de progresso?
Além da Ruptura Absoluta
O Avatar chegou a um lugar estranho: uma colina coberta de grama sob um sol radiante. Lá, encontrou Omega, o mestre da "Dimensão do Além", um espaço independente de todas as estruturas narrativas e cosmológicas. Omega, cuja existência transcende até mesmo o conceito de poder, revelou que esta dimensão era apenas uma entre as "Dimensões Incompreensíveis", cada uma transfinitamente superior à anterior.
Omega propôs fundir-se com o Avatar para alcançar uma compreensão superior. Ao aceitar, o Avatar assumiu a forma de Super Saiyajin Infertary Æclipsion, um estado além de qualquer descrição.
Depois de sair da Dimensão do Além, o Avatar enfrentou aberrações e monstros, manifestações de decomposições narrativas e conceituais. Essas entidades ameaçavam a estabilidade de todas as realidades. Durante a batalha, o Avatar sentiu uma sensação estranha: como se estivesse preso em um livro.
Seguindo esse impulso, transcendeu sua forma e emergiu em uma Biblioteca Absoluta, um espaço contendo livros infinitos, cada um com páginas infinitas. Cada página representava uma dimensão incompreensível, transfinitamente superior às anteriores, transcendendo até mesmo o Omniverso Hiperreal Infinito, a Ruptura Absoluta e a Dimensão do Além.
O Ciclo e a Libertação
A Biblioteca era um espaço que criava um ciclo conceitual. O Avatar, sem destruí-la, utilizou sua compreensão das paradoxos para se libertar: conectou os conceitos de ciclo e linearidade, anulando sua contradição. Fora da Biblioteca, descobriu lugares ainda mais complexos e transcendentais, um caminho que parecia infinito.
Assim continuava a jornada do Avatar, uma busca que transcendia tudo, inclusive a si mesmo.
Hermano que drogas tomas jajaaj
Y esto solo es el inicio 🗿