LILA FELDMAN. TODA ESCUCHA ES POLÍTICA / PAUL AUSTER. EL PAÍS DE LAS ÚLTIMAS COSAS.

Поділитися
Вставка
  • Опубліковано 8 вер 2024
  • PULSIÓN DE RADIO, 4ta. Temporada - Episodio 9
    LILA FELDMAN. TODA ESCUCHA ES POLÍTICA / PAUL AUSTER. EL PAÍS DE LAS ÚLTIMAS COSAS.
    La escucha analítica y la irrenunciable a-neutralidad.
    CONDUCCIÓN Y PRODUCCIÓN
    Gabriel O. Pulice, Luis Disanto y Diego Yaiche.
    En nuestra AGENDA CULTURAL, nuestro homenaje a PAUL AUSTER, en EL PAÍS DE LAS ÚLTIMAS COSAS. «Éstas son las últimas cosas -escribía ella-. Desaparecen una a una y no vuelven nunca más. Puedo hablarte de las que yo he visto, de las que ya no existen; pero dudo que haya tiempo para ello. Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo».
    PETIT RICOCHET desde París, por MP.
    Neutralidad, abstinencia, asociación libre, atención parejamente flotante, lugar del muerto, distancia, ajenidad, indolencia, indiferencia, crueldad, sugestiones normalizantes y pasivizantes, reconocimiento institucional, caricatura del analista... La «a-neutralidad»: el analista opera no en tanto objeto «a» de su fantasma (prejuicios morales, ideales, goces que enmarcan su realidad), sino orientado por la experiencia (siempre singular) de la imposibilidad de colmar la brecha entre significante y cuerpo. «Una política no partidista» y más allá de técnicas y métodos, una ética: «dejarse llevar por lo que pide el caso». Para que el psicoanálisis pueda «seguir vivo» y que «la afectación de la escucha» no devenga un «abuso de poder»: permitir a un ser hablante inventarse un lazo social inédito, comprometido con el contexto particular de su época.
    En implacable ritmo desaparecen «las últimas cosas». Sin embargo, con sus indelebles marcas borradas suspendidas en el tiempo, los humanos inventan historias, ficciones, literatura, anudamientos.

КОМЕНТАРІ • 1

  • @pulsionderadio
    @pulsionderadio  3 місяці тому

    PETIT RICOCHET desde París, por MP.
    Neutralidad, abstinencia, asociación libre, atención parejamente flotante, lugar del muerto, distancia, ajenidad, indolencia, indiferencia, crueldad, sugestiones normalizantes y pasivizantes, reconocimiento institucional, caricatura del analista... La «a-neutralidad»: el analista opera no en tanto objeto «a» de su fantasma (prejuicios morales, ideales, goces que enmarcan su realidad), sino orientado por la experiencia (siempre singular) de la imposibilidad de colmar la brecha entre significante y cuerpo. «Una política no partidista» y más allá de técnicas y métodos, una ética: «dejarse llevar por lo que pide el caso». Para que el psicoanálisis pueda «seguir vivo» y que «la afectación de la escucha» no devenga un «abuso de poder»: permitir a un ser hablante inventarse un lazo social inédito, comprometido con el contexto particular de su época.
    En implacable ritmo desaparecen «las últimas cosas». Sin embargo, con sus indelebles marcas borradas suspendidas en el tiempo, los humanos inventan historias, ficciones, literatura, anudamientos.