OIGO, PATRIA, TU AFLICCIÓN

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  • Опубліковано 15 вер 2024
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    Esta Oda al dos de mayo (1866) fue escrita por un republicano; una de las mejores muestras de poesía patriótica española se debe al jienense Bernardo López García (1838-1870). Republicano de corazón, entregó su vida a la causa de la libertad y al sentir de su patria. Murió joven tras una vida desdichada.
    Poema:
    OIGO, PATRIA, TU AFLICCIÓN
    Oigo, patria, tu aflicción,
    y escucho el triste concierto
    que forman tocando a muerto,
    la campana y el cañón;
    sobre tu invicto pendón
    miro flotantes crespones,
    y oigo alzarse a otras regiones
    en estrofas funerarias,
    de la iglesia las plegarias,
    y del arte las canciones.
    Lloras, porque te insultaron
    los que su amor te ofrecieron…
    ¡a ti, a quien siempre temieron
    porque tu gloria admiraron:
    a ti, por quien se inclinaron
    los mundos de zona a zona;
    a ti, soberbia matrona
    que libre de extraño yugo,
    no has tenido más verdugo
    que el peso de tu corona…!
    Do quiera la mente mía
    sus alas rápidas lleva,
    allí un sepulcro se eleva
    cantando tu valentía;
    desde la cumbre bravía
    que el sol indio tornasola,
    hasta el África , que inmola
    sus hijos en torpe guerra,
    ¡no hay un puñado de tierra
    sin una tumba española!…
    Tembló el orbe a tus legiones,
    y de la espantosa esfera
    sujetaron la carrera
    las garras de tus leones;
    nadie humilló tus pendones
    ni te arrancó la victoria;
    pues de tu gigante gloria
    no cabe el rayo fecundo,
    ni en los ámbitos del mundo,
    ni en el libro de la historia.
    Siempre en lucha desigual
    cantan tu invicta arrogancia,
    Sagunto, Cádiz, Numancia,
    Zaragoza y San Marcial;
    en tu suelo virginal
    no arraigan extraños fueros;
    porque indómitos y fieros,
    saben hacer tus vasallo,
    frenos para sus caballos
    con los cetros extranjeros…
    Y aun hubo en la tierra un hombre,
    que osó profanar tu manto…
    ¡Espacio falta a mi canto
    para maldecir su nombre!…
    Sin que el recuerdo me asombre
    con ansia abriré la historia;
    presta luz a mi memoria,
    y el mundo y la patria a coro,
    oirán el himno sonoro
    de tus recuerdos de gloria.
    Aquel genio de ambición
    que en su delirio profundo
    captando guerra, hizo al mundo
    sepulcro de su nación,
    hirió al ibero león
    ansiando a España regir;
    y no llegó a percibir,
    ebrio de orgullo y poder,
    que no puede esclavo ser,
    pueblo que sabe morir.
    ¡Guerra! clamó ante el altar
    el sacerdote con ira;
    ¡guerra! repitió la lira
    con indómito cantar:
    ¡guerra! gritó al despertar
    el pueblo que al mundo aterra;
    y cuando en hispana tierra
    pasos extraños se oyeron,
    hasta las tumbas se abrieron
    gritando: ¡Venganza y guerra!…
    La virgen con patrio ardor
    ansiosa salta del lecho;
    el niño bebe en su pecho
    odio a muerte al invasor;
    la madre mata su amor,
    y cuando calmado está
    grita al hijo que se va:
    “¡Pues que la patria lo quiere,
    lánzate al combate, y muere:
    tu madre te vengará!…”
    Y suenan patrias canciones
    cantando santos deberes;
    y van roncas las mujeres
    empujando los cañones;
    al pie de libres pendones
    el grito de patria zumba
    y el rudo cañón retumba,
    y el vil invasor se aterra,
    y al suelo le falta tierra
    para cubrir tanta tumba!…
    ***
    Mártires de la lealtad
    que del honor al arrullo
    fuisteis de la patria orgullo
    y honra de la humanidad…
    en la tumba descansad,
    que el valiente pueblo ibero
    jura con rostro altanero
    que hasta que España sucumba,
    no pisará vuestra tumba
    la planta del extranjero

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