DESPUÉS DEL FUNERAL DE LA ESPOSA MILLONARIA, EL MARIDO Y LA AMANTE FUERON A QUEDARSE CON EL YATE

DESPUÉS DEL FUNERAL DE LA ESPOSA MILLONARIA, EL MARIDO Y LA AMANTE FUERON A QUEDARSE CON EL YATE Claudia, una millonaria cuya muerte había sacudido a toda la alta sociedad. Los asistentes estaban vestidos de negro, con expresiones de solemnidad en sus rostros. La prensa había estado esperando este momento desde el anuncio del fallecimiento, ansiosa por capturar las imágenes del dolor de los familiares y amigos. Pero todos los ojos estaban puestos en Álvaro, el esposo de Claudia, quien había pasado los últimos años en las sombras de la fortuna de su esposa.
Álvaro caminaba lentamente hacia la tumba, su rostro impenetrable, mostrando una expresión de duelo contenida, pero algo en sus ojos parecía estar ausente. Había algo frío, calculador en él, como si estuviera actuando para los demás, en lugar de llorar la pérdida de su esposa. Nadie podía saber lo que realmente pasaba por su mente, excepto una persona: Julia, su amante.
Julia estaba entre los asistentes, mezclada entre los demás, manteniendo su distancia. A diferencia de los otros dolientes, no mostraba una tristeza genuina. Ella, al igual que Álvaro, tenía otros planes. Su mirada se cruzó fugazmente con la de Álvaro cuando él caminaba hacia el frente. Era un intercambio sutil, pero lleno de significado. Nadie lo notó, pero para ellos, ese breve momento fue una señal de que su plan estaba en marcha.