La pesadilla de la Inquisición en Arcos de la Frontera!

La santa inquisición hizo de esta población una autentica pesadilla!
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Arcos se alza sobre la cresta de un acantilado fluvial, conocido popularmente como las peñas Vieja y Nueva, en cuya falda discurre en amplio meandro el perezoso curso del río Guadalete, formando uno de los parajes naturales más espectaculares de la geografía andaluza, al norte de la provincia de Cádiz y al sur de España, entre la campiña jerezana y la serranía.
Después de Cádiz, posiblemente sea Arcos de la Frontera la ciudad más antigua de Occidente. Sus orígenes se remontan a la Edad del Bronce; sin embargo, el referente arqueológico más antiguo de la colonia Arcensis es una elegante villa romana de recreo, de la que se conservan mosaicos y tumbas. Los musulmanes, tras la memorable batalla de la Janda, o del Guadalete, en el año 711, la bautizaron como Arkosch, haciéndola depender de la Cora (provincia) de Sidonia, y en el siglo XI llegó a formar un efímero reino de taifas, independiente de Córdoba, durante el cual se trazó el diseño urbano y se levantaron las murallas y el alcázar, que hoy podemos admirar.
Fueron necesarios dos reyes castellanos (Fernando III el Santo y su hijo Alfonso X el Sabio), para, por fin en 1264, conquistar esta estratégica alcazaba andalusí, llamada “de la Frontera” por hallarse frente al límite occidental del Reino de Granada; y con ello, se introdujo en Arcos la temible Inquisición; los escalofriantes Autos de fe se celebraron en la plaza del Cabildo, donde judíos y moriscos, en su mayoría, ataviados con el humillante sambenito, escuchaban las prolongadas soporíferas sesiones y el pronunciamiento final de unas condenas en la hoguera o en el patíbulo; éstos últimos eran colgados en el cerro de la Horca.
Desde el mirador de la Peña Nueva, en la Plaza del Cabildo, el viajero queda extasiado al contemplar la grandiosidad espacial que ofrece el curso del río Guadalete, y es fácil reconstruir mentalmente lo que debió de haber sido aquella histórica batalla, donde los musulmanes vencieron a don Rodrigo, el último rey visigodo, hecho que cambió la historia de España. A la derecha del mirador se alza el Castillo Ducal, que sirvió de alojamiento a los Reyes Católicos durante las campañas contra el Reino de Granada; esta singular fortaleza, erizada de puntiagudas almenas, fue el alcázar principal de la villa andalusí.