ROCIADOS CON LA SANGRE DEL NUEVO PACTO… ver Hebreos

“… a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel” (pasaje del libro de Hebreos, capítulo 12, versículo 24)
Porque, “la Sangre de Cristo es lo único que puede reconciliarnos con Dios”.
La razón por la cual esto ocurre así, la explica el apóstol Pablo en la segunda epístola a los Corintios, capítulo 5, versículo 21, donde declara:
“que el Padre Celestial, Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios, en Él”.
Llama la atención, que en el pasaje que venimos estudiando, el Espíritu Santo para referirse a la forma en que la Sangre de Cristo es ministrada a los hombres, utilice el vocablo: “rociada”.
Considerar la acción que determina el verbo “rociar”, empleado por el Espíritu Santo, es muy relevante. Ya que este nos aclara, que la Sangre del Cordero de Dios no fue “esparcida” indiscriminadamente sobre la tierra.
Sino fue “rociada”, sobre aquellos hombres que en palabras del Espíritu Santo, “fueron escogidos por Dios desde antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él”. Esta verdad se revela en la epístola a los Efesios, capítulo 1, versículos 4 y 5.
Nadie debe dudar, que el Padre Celestial aceptó como pago por nuestro pecado, la Sangre del Hijo Unigénito. Y quedó satisfecho con este Sacrificio.
Sepamos que Dios está listo para conceder Su Gracia, a todo aquel que crea en la Verdad. Y teniendo nosotros confianza, en el “rociado” que hemos recibido de la Sangre del Cordero de Dios, es que somos consolados y capacitados para servir al Señor.
Tal como lo señala el apóstol Pedro, en su primera epístola, versículo 2, “hemos sido elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la Sangre de Jesucristo”.
Podemos agregar, que en el libro de Éxodo, capítulo 24, versículos 7 y 8, encontramos otra alusión que se hace en las Escrituras, acerca del “rociado selectivo” de la sangre que proviene del sacrificio que es ofrecido a Dios. Allí leemos lo siguiente:
“Y tomó Moisés el Libro del Pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos. Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas”.
Como acabamos de leer en este pasaje del libro de Éxodo. El pueblo primero, debe conocer la Verdad, representada en este caso por el Libro del Pacto, y luego, debe comprometerse ha hacer todas estas cosas dichas por Dios, y obedecerlas de corazón.
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