Chacha Villagra

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  • Опубліковано 24 жов 2023
  • Chacha
    “La mona Jiménez” canta: Soy un muchacho de barrio que no tiene horario cuando hay que cantar
    soy uno más de la esquina de esa barra querida que no voy a olvidar
    soy un muchacho de barrio y aunque pasen los años nunca me olvidare
    que mi escuela fue la calle que en la vida pierda o gane
    yo te lo juro por esta...
    Estribillo
    Que yo nunca cambiaré, no cambiaré
    no cambiaré, no no, yo te lo juro que yo nunca
    cambiaré, no cambiaré no no, no cambiaré
    yo te lo juro nunca nunca cambiaré
    Soy un muchacho de barrio que agradece a la vida todo lo que le dio
    tengo millones de amigos y yo a todos los llevo en mi corazón….
    Esa letra bien podría contar la historia de otro Cordobés que también lo escuchaba.
    Por el año 1982, terminaba la guerra de Malvinas y un joven de 19 años regreso a casa con una cajita musical para su madre Berta.
    Su hermano Héctor por ese entonces ve un aviso en el diario La voz del interior: “Belgrano hace una prueba de jugadores libres”. Y lo convence de ir a probarse.
    Julio Cesar Villagra, flaco, callado, con sus rulos al viento se prueba y queda, sin saber los años que se vendrían por delante.
    Debuta profesionalmente en un partido que el empata sobre la hora, contra Alianza San Martín un 18 de julio.
    Demostrando así que era un jugador a la altura de Belgrano: No arrugaba, le pegaban de todos lados, no se quejaba y seguía jugando y tirando esa gambeta indescifrable.
    Dejaba el alma en cada partido como si fuera el ultimo. Con su gran clase y técnica individual.
    Seguramente la guerra lo hizo crecer de golpe al estar un año en puerto Belgrano volviendo así de la marina.
    Entrar a la cancha no le pesaba, era un volante ofensivo con olfato de gol, desbordando, desparramando rivales, convirtiendo y asistiendo a sus compañeros con precisión quirúrgica.
    Paso de ser jugador de Belgrano a convertirse en una gloria, se metió en el corazón del hincha Pirata y símbolo del club.
    Logro los torneos del 83 al 86 con el pirata y fue parte del ascenso a primera en el 91.
    No jugo ese partido definitorio, pero sus compañeros lo fueron a buscar para dar la vuelta olímpica.
    Muchos cuentan sus hazanas, dicen que lo vieron jugar y desplegar su talento.
    Ese muchacho de barrio “el Chacha “como lo apodaban allá en villa Libertador, solo le importaba Belgrano, se ponía la camiseta y se llevaba el mundo por delante. Los ojos se le llenaban de ese fuego que traía del potrero.
    Jugo en todas las categorías por las que paso el Celeste por aquellos años.
    Llevo el barrio al profesionalismo, el cariño que le brindo la gente lo retribuyo en la cancha.
    Fue un tipo sencillo, un futbolista que se supo ganar la admiración de la hinchada más allá de los títulos, estuvo en bravas y eso la gente no lo olvida.
    Soñaba si algún día lo transferían, que le quedara un dinero al Club, así podían levantar una tribuna grande.
    Si viera que 40 años después el estadio de Belgrano lleva su nombre, en homenaje a todas las alegrías que dejo en el césped de Alberdi.
    Los hinchas de generación en generación supieron quien fue el Chacha Villagra, lo que moviliza en el pueblo pirata, que veían en el representado no solo su juego, su humildad, su cariño hacia el club, el vivir a lo Belgrano.
  • Спорт

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