Jorge Oñate y Juancho Rois, “la contra”, III parte, Barranquilla. 1985

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  • Опубліковано 21 тра 2024
  • Jorge Oñate se fue de La Paz (Cesar) a Bogotá dejando su pasión por el fútbol y en la búsqueda de desarrollar su segunda pasión, que era la música. Alonso Fernández Oñate estaba en esa ciudad e interesado en que las canciones vallenatas se grabaran. Tenías amistades en las casas de grabación y buscó a Emilio Oviedo, que era un gran acordeonero del momento, para que grabara un álbum con sus canciones, tocadas y cantadas por él mismo. El músico le hizo una contrapropuesta y le pidió que incluyera a un amigo que estaba en la capital. Era Jorge Oñate. Luego, con el Festiva Vallenato tomando fuerza se presentó en dos ocasiones a cantar. La primera vez fue en 1970 con Emilianito Zuleta, y la segunda vez dos años más tarde con Miguel López, con quien ya había grabado un disco. Los discos y los festivales le sirvieron para mostrarse. Tenía ganas de más, sin darse cuenta de que lo que ya había conseguido sería catalogado por los analistas musicales más adelante como un hecho histórico. Marina Quintero dice que partió la historia del vallenato, no en dos, sino en tres. Dos años más tarde, en 1974, se presentaría el segundo hecho histórico que catapultaría a Jorge Oñate como un artista relevante de la música vallenata y dejaría claro que para serlo no se necesitaba ser un juglar. Se presentó por primera vez en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla cuando a ellos no le gustaba el vallenato. Es día se llevó el Congo de Oro y se lo arrebató a géneros más populares en ese momento como el merengue y la salsa.

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