Yo os digo que no juréis en absoluto. Padre Jesús Junio 15 2025. Ma. Micaela del Smo. Sacramento.

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  • Опубліковано 14 чер 2024
  • María Micaela del Santísimo Sacramento, Santa:
    Virgen y Fundadora.
    Martirologio Romano: En Valencia, en España, santa María Micaela del Santísimo Sacramento Desmaisières, virgen, fundadora de la Congregación de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, que con tenaz empeño e inflamada en el deseo de ganar almas para Dios, consagró su vida en volver al buen camino a las jóvenes descarriadas y a las meretrices (1865).
    Fecha de beatificación: El 7 de junio de 1925 por el Papa Pío XI
    Fecha de canonización: 4 de marzo de 1934, por el Papa Pío XI
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    EVANGELIO
    Del santo Evangelio según San Mateo 5, 33-37
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Han oído que se dijo a los antiguos: ‘No jurarás en falso’ y ‘Cumplirás tus juramentos al Señor’. Pero yo les digo que no juren en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que su hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno”.
    Palabra del Señor.
    LECTIO DIVINA
    PARA MEDITAR
    La Enseñanza de la Montaña nos sigue revelando el querer originario de Dios al legislar amorosamente las relaciones entre prójimos. Así, lo simple y cotidiano, los gestos mínimos del día a día se tornan atractivos y expresivos. La exigencia de la verdad y autenticidad de vida de los que creemos en Dios se transparenta y se vuelve accesible a los demás en el sí o en el no, sin necesidad de más argumentos, sin obligar a Dios a intervenir en nuestras afirmaciones o negaciones de la verdad.
    Conocer el querer originario de Dios es también conocernos y reconocernos libres de la necesidad de todo juramento. Es poder mirarnos a nosotros mismos con una actitud amorosa, estando libres de toda mirada escudriñadora respecto a la verdad de nuestras palabras y acciones. Es confrontarnos a la luz de una respuesta y de una exigencia que proclama que Dios es quien conoce el origen de nuestras acciones, pero no necesita de nuestros juramentos, porque nos reconocemos y actuamos como hijos suyos.
    PARA REFLEXIONAR
    ¿Cuáles acciones deben transparentar con mayor claridad nuestra pertenencia al Padre, nuestra escucha de la Palabra de Dios y nuestra confianza en la Providencia de Dios que salva?
    ¿En qué sentido nuestra vida puede ser testimonio viviente de la confianza en el amor de Dios?
    ORACIÓN FINAL
    Padre, que tu Espíritu Santo nos haga comprender los alcances de la enseñanza de Jesús respecto a que no juremos ni por el cielo ni por la tierra. Entonces seremos testigos cualificados de tu presencia continua en nuestra vida y testimonio de que nada nos falta ni hacemos nada por vano interés. Amén.
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    «Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’»
    Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells
    (Salt, Girona, España)
    Hoy continúa Jesús comentándonos los Mandamientos. Los israelitas tenían un gran respeto hacia el nombre de Dios, una veneración sagrada, porque sabían que el nombre se refiere a la persona, y Dios merece todo respeto, todo honor y toda gloria, de pensamiento, palabra y obra. Por esto -teniendo presente que jurar es poner a Dios como testigo de la verdad de lo que decimos- la Ley les mandaba: «No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos» (Mt 5,33). Pero Jesús viene a perfeccionar la Ley (y, por tanto, a perfeccionarnos a nosotros siguiendo la Ley), y da un paso más: «No juréis en modo alguno: ni por el Cielo, (...), ni por la Tierra (...)» (Mt 5,34). No es que jurar, en sí mismo, sea malo, pero son necesarias unas condiciones para que el juramento sea lícito, como por ejemplo, que haya una causa justa, grave, seria (un juicio, pongamos por caso), y que lo que se jura sea verdadero y bueno.
    Pero el Señor nos dice todavía más: «Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’» (Mt 5,37). Es decir, nos invita a vivir la veracidad en toda ocasión, a conformar nuestro pensamiento, nuestras palabras y nuestras obras a la verdad. Y la verdad, ¿qué es? Es la gran pregunta, que ya vemos formulada en el Evangelio por boca de Pilato, en el juicio contra Jesús, y a la que tantos pensadores a lo largo de los tiempos han procurado dar respuesta. Dios es la Verdad. Quien vive agradando a Dios, cumpliendo sus Mandamientos, vive en la Verdad. Dice el santo Cura de Ars: «La razón de que tan pocos cristianos obren con la exclusiva intención de agradar a Dios es porque la mayor parte de ellos se encuentran sometidos a la más espantosa ignorancia. Dios mío, ¡cuántas buenas obras se pierden para el Cielo!». Hay que pensar en ello.
    Nos conviene formarnos, leer el Evangelio y el Catecismo. Después, vivir según lo que hemos aprendido.
    evangeli.net/evangelio/dia/20...

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