Herodes el Grande era hijo del idumeo Antípatro, procurador romano de Judea. Su ambición le permitió ganar la gobernación de Galilea cuando tenía sólo veinticinco años. Luego fue gobernador de Celesiria, el fértil valle entre las cordilleras del Líbano y el Antilíbano, que incluía el sur de Siria y la Decápolis, y más tarde fue nombrado tetrarca por el triunviro romano Antonio. Herodes, expulsado de su provincia, donde su posición ante el pueblo siempre había sido insegura, por el macabeo Antígono, huyó a Roma, obtuvo la ayuda de Antonio y Augusto y fue declarado rey de Judea por el senado romano, 714 años después de la fundación de Roma, 37 a.C.
Y con el establecimiento definitivo del reino de Herodes se cumplió la palabra del Señor: "No será quitado el cetro de Judá... hasta que venga Siloh", Génesis 49:10. Mateo el evangelista cita al rey Herodes para recordar la profecía del patriarca Jacob, que había dicho: Génesis 49:10: No será quitado el cetro de Judá, ni el maestro de sus lomos, hasta que venga el que había de venir. De esta profecía es evidente que Cristo debía aparecer cuando el reino o gobierno fuera quitado a los judíos, de modo que ningún rey o gobernante de la tribu de Judá lo ocupara. Esto se hizo por medio de este Herodes, que no era de la tribu de Judá ni de la sangre de los judíos, sino de Edom, un extranjero, establecido como rey de los judíos por los romanos; sin embargo, con gran indignación de los judíos, de modo que se enfureció contra ellos durante treinta años, derramó mucha sangre y mató a los mejores de los judíos, hasta que los aturdió y los venció
Herodes el Grande era hijo del idumeo Antípatro, procurador romano de Judea. Su ambición le permitió ganar la gobernación de Galilea cuando tenía sólo veinticinco años. Luego fue gobernador de Celesiria, el fértil valle entre las cordilleras del Líbano y el Antilíbano, que incluía el sur de Siria y la Decápolis, y más tarde fue nombrado tetrarca por el triunviro romano Antonio. Herodes, expulsado de su provincia, donde su posición ante el pueblo siempre había sido insegura, por el macabeo Antígono, huyó a Roma, obtuvo la ayuda de Antonio y Augusto y fue declarado rey de Judea por el senado romano, 714 años después de la fundación de Roma, 37 a.C.
Y con el establecimiento definitivo del reino de Herodes se cumplió la palabra del Señor: "No será quitado el cetro de Judá... hasta que venga Siloh", Génesis 49:10. Mateo el evangelista cita al rey Herodes para recordar la profecía del patriarca Jacob, que había dicho: Génesis 49:10: No será quitado el cetro de Judá, ni el maestro de sus lomos, hasta que venga el que había de venir. De esta profecía es evidente que Cristo debía aparecer cuando el reino o gobierno fuera quitado a los judíos, de modo que ningún rey o gobernante de la tribu de Judá lo ocupara. Esto se hizo por medio de este Herodes, que no era de la tribu de Judá ni de la sangre de los judíos, sino de Edom, un extranjero, establecido como rey de los judíos por los romanos; sin embargo, con gran indignación de los judíos, de modo que se enfureció contra ellos durante treinta años, derramó mucha sangre y mató a los mejores de los judíos, hasta que los aturdió y los venció