Aparte de los ritmos musicales cada vez más sensuales dentro de las Iglesias, también han adoptado la mala práctica de llenar los lugares de adoración con luces de colores intermitentes, al igual que las discotecas, algo molesto y perturbador, y todo con la complacencias de sus pastores.
Aparte de los ritmos musicales cada vez más sensuales dentro de las Iglesias, también han adoptado la mala práctica de llenar los lugares de adoración con luces de colores intermitentes, al igual que las discotecas, algo molesto y perturbador, y todo con la complacencias de sus pastores.