16º DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS:

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  • Опубліковано 14 жов 2024
  • La afirmación del credo apostólico “descendió a los infiernos” tiene su base en la lectura literal de 1 Pe. 3, 18-19: “Murió una sola vez por los pecados [...] muerto en la carne, vivificado en el espíritu. En el espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados”. Esto supone una cierta actividad (?) tras la muerte. Y, desde el punto de vista de la teología -y de la catequesis-, la suposición de unas zonas o estratos inferiores (de donde viene “infiernos”), en los que estaban sepultados, clasificados en diversos grupos, los muertos, a la espera de la resurrección final. Era el sˇeol hebreo (o el hades griego): el lugar de los muertos.
    La consideración simple de que Jesús participó totalmente de la suerte de los muertos, fue transformada en una visita redentora. Y en esa actividad tras la muerte, Jesús aparece en el cuadro descendiendo, nimbado, acompañado de ángeles, para llevar la noticia de la salvación a los justos del Antiguo Testamento, que, según la versión típica, tenían vetada la entrada en el cielo. Hay, dispersos, grupos postrados en tierra, en actitud anodina, envueltos en fumarolas que brotan del suelo (para indicar la condición de infierno). Dominan los tonos negros y rojos.
    Pero una comitiva sale al encuentro de Jesús, alborozados: son reconocibles Juan el Bautista (vestido de piel), José (vara en la mano), David (corona y arpa; hay además otra arpa).
    Con la vista hacia lo alto, aclaman en Jesús a su Salvador.
    Hacia la parte inferior derecha, una especie de ventana, en color rojo, permite ver a los que aún estaban en el purgatorio, purificando sus pecados. Para ellos la salvación no es un hecho inmediato, sino todavía una esperanza, pero ya cercana. (aparece también el purgatorio en la lámina 27).

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