GRADUACIÓN IES "PINTOR LUIS SÁEZ" - Promoción 2015-2016

Поділитися
Вставка
  • Опубліковано 23 чер 2016
  • -
    DISCURSO DE GRADUACIÓN - Por Alejandra Ortega
    Supongo que a todos los que estamos hoy aquí a punto de graduarnos, a la Generación del 98, nos une especie de vínculo especial; y no solo porque nuestros padres se acostaran todos en el mismo año (que también podría ser), sino por algo mucho más profundo, por ese lazo invisible que nos ha ido conectando uno a uno durante estos seis años, sin que nosotros fuéramos conscientes.
    Walt Whitman dijo una vez: “No tengo dudas de que me merezco a mis enemigos, pero no creo que, ni por asomo, me merezca a mis amigos". En estos seis años hemos conocido a tanta gente; a profesores que fueron más que eso, que nos vieron no como alumnos, sino como verdaderamente éramos; compañeros de equipo con los que hemos ido creciendo tras cada derrota, y celebrando cada victoria; personas a las que estamos deseando perder de vista, y probablemente el sentimiento sea recíproco, personas a las que odiamos en un primer momento y que acabaron siendo una parte imprescindible de nuestra vida; o por el contrario, personas con las que desde ese “Hola. ¿Y tú cómo te llamas?”, se unieron a nosotros de forma irrevocable; personas con las que lo compartimos todo, y que hoy en día son completos desconocidos; y que bueno, también forman parte del camino, ¿no?, y seguro que tenían algo que enseñarnos. Y sobre todo, en este instituto nos hemos encontrado con personas con las que casi parecía que estábamos destinados a encontrarnos; amigos que son risa asegurada, medicina, puerto seguro, que siempre llevan un rayito de sol encima, y que siempre, siempre, tienen un poco para nosotros. Tal vez alguna de esas personas esté sentada a vuestro lado en estos momentos, cogiéndoos de la mano, llorando o riendo con vosotros; o unas filas por delante, o por detrás, o puede que ni siquiera estén aquí, pero vosotros las sentís igual de cerca. Pues yo os digo que a esas personas, por nada del mundo, las dejéis escapar.
    Si este curso no hemos escuchado mil veces las palabras “PAU” y “Selectividad” no las hemos escuchado ninguna. Qué nos van a contar a nosotros de las noches de flexo, de lo bonita que está la politécnica a las dos de la mañana o de los juramentos que repetíamos cada sábado antes de salir: “de verdad, mamá, que vuelvo pronto”; “si hoy no voy a beber”; “venga, va, que mañana madrugo y me pongo a estudiar”. Si nuestras notas hubieran dependido de estos juramentos, creo que ninguno hubiéramos aprobado Segundo de Bachillerato. Y sin embargo, y vuelvo a repetir, sin embargo y contra todo pronóstico, aquí estamos.
    Hay una frase de Tolkien, que algunos de vosotros ya conocéis, y que dice: “No todos los que andan sin rumbo fijo se pierden.” En este último año muchos de nosotros nos hemos sentido náufragos, perdidos, nos hemos planteado tantas cosas, hemos tenido que tomar tantas decisiones y escoger entre infinitas direcciones. Y es que es normal. La pregunta que siempre nos hacían de pequeños era: “¿Y tú que quieres ser de mayor?” Y ahora que ya nos hemos hecho mayores, entendemos que entre las múltiples opciones, no esperaban que respondiéramos: “Feliz”. Nos han hecho creer durante toda una vida que nuestras notas definen quiénes somos; que tenemos que estudiar para que nuestros padres, nuestros profesores, estén orgullosos de nosotros; que claro, tenemos que escoger una carrera con salidas; que qué es eso de qué quieres ser bailarín, actor, escritor, dibujante, chef, tatuador, fotógrafo, guitarrista, cantante; que esas cosas no sirven para nada; que ya haremos lo que queramos cuando ganemos nuestro propio sueldo y vivamos bajo nuestro propio techo y...
    ¿Y cuándo qué? ¿Cuando tengamos sobre los hombros el peso de una hipoteca que nosotros mismos nos hayamos cargado? ¿Cuando se nos acaben los sueños, porque fuimos demasiado cobardes para intentarlo siquiera? No escuchéis los consejos de los que han fracasado; de los que no saben lo que es que te arañe un sueño por dentro; de los que piensan que lo más importante en la vida, es el dinero; y si de verdad os arde algo por dentro, sea lo que sea, id a por ello.
    Y a los que os sentís náufragos, a los que no queréis seguir la corriente pero tampoco sabéis hacia qué dirección remar, seguid navegando, porque es siempre necesario, y porque estoy convencida de que algún día llegaremos a puerto seguro.
    Seis años. Seis años. La puerta por la que entramos creyéndonos mayores, es la misma por que hemos salido, deseando ojalá volver a ser niños. Pisamos las Ramblas y probamos la playa de Calella; nos enamoramos de la nostra adoratissima Italia; hicimos el mejor festival de todos los que han pasado por el Pintor Luis Sáez, conquistamos la noche andaluza e hicimos frente a la peor batalla de todas, la de 2º de Bachillerato, juntos. (Y en algunas ocasiones, revueltos, pero bueno, eso es otro tema).
    Nunca vamos a poder volver atrás y revivir todos esos momentos; pero tened bien claro, que nunca nadie va a poder arrebatárnoslos.
    Va por nosotros, 98.
    -

КОМЕНТАРІ •