5 Agosto 2024-Lunes 18º Ordinario-Ciclo B-Mt 14, 13-21-El Pan que dura más que el pan...

Поділитися
Вставка
  • Опубліковано 10 вер 2024
  • EVANGELIO DEL LUNES 18º DEL TIEMPO ORDINARIO, 5 DE AGOSTO 2024-CICLO B: Mt 14, 13-21: «EL PAN QUE DURA LO QUE EL PAN Y EL QUE DURA MÁS QUE EL PAN». Había un dueño de una empresa que se llevaba bien con sus empleados. Pero había una forma de ser de él que no gustaba a los empleados. En una de las reuniones uno de los empleados se levantó y le dijo directamente cara a cara en frente de todos: "Usted va a misa todos los domingos y dice que es buen católico, pero no entiendo por qué nos trata como nos trata". Se hizo un silencio total en aquella sala. Todos se pusieron a temblar. El dueño se serenó durante unos segundos, y simplemente de manera muy sencilla le respondió: "Imagínate, si no fuera a misa, dónde estarías tú. Probablemente estarías perdido". ¿Verdad que esta frase nos suena? El Evangelio de hoy nos pone en evidencia una grande riqueza.
    A JESÚS LE ENCANTAN LOS SITIOS TRANQUILOS Y APARTADOS. El Evangelio nos habla de la multiplicación de los panes; y a Jesús le encantan los sitios apartados y tranquilos. Jesús dice: "Vámonos a un sitio donde podamos encontrar reposo, alivio y fuerzas para seguir nuestra lucha y se van de una orilla a otra. Nos toca aprender a buscar un descanso para nuestras vidas, a fin de recuperar la fuerza para seguir luchando. Necesitamos de los momentos a solas con Dios. Jesús nos enseña que el trabajo es algo fundamental, entregarnos a la misión. Pero también nos toca encontrar momentos a solas, apartados, en silencio para encontrar la fuerza de Dios.
    SE COMPADECIÓ DE AQUELLA MUCHEDUMBRE. Jesús había planeado este momento a solas y resulta que, al llegar a la otra orilla del lago, la gente le sale al encuentro. Y al ver a la gente, Jesús no dijo, como tú y yo podríamos decir: "Éstos ya nos fastidiaron el descanso". Jesús más bien, por ser un hombre recogido, que en su corazón ya tenía un rincón apartado para su Padre, como tú y yo tenemos que tener un corazón y en un rincón apartado para Dios, Jesús más bien desde su corazón "se compadeció". Se compadeció de aquella muchedumbre y se puso a curar a los enfermos. Pasó otra tarde y pasó otra mañana y Jesús trabajando intensamente y, viendo todavía aquella multitud que no sólo había venido y de la cual se compadeció y les curó, al final dice a los discípulos: "Denles ustedes de comer".
    DENLES USTEDES DE COMER. Cuando ya los discípulos estaban pensando decir al Maestro: "Despide a la gente para que se vayan a comer", Jesús pone a los discípulos en su sitio y les dice: "Ustedes denles de comer". Jesús al decir esto estaba pensando en el pan que sólo dura lo que el pan. Así que tomando los cinco panes y los dos peces, Jesús hizo el milagro compadeciéndose de los 5000 hombres sin contar las mujeres y los niños. Todos comprendieron que Jesús les podía dar alimento, les podía sacar de apuros, y todos ellos se quedaron maravillados de este acontecimiento. Jesús nos da de comer el pan. Nosotros podemos también ser así y nos preocupamos como Jesús de nuestros hijos; y luchamos y trabajamos para dar a nuestros hijos EL PAN QUE DURA LO QUE EL PAN.
    LES DIO EL PAN QUE DURA MÁS QUE EL PAN. Aquí está la lección más grande que debemos aprender: Jesús se preocupó de dar EL PAN QUE DURA MÁS QUE EL PAN, el pan de su Palabra, el pan de su Gracia y, sobre todo, el PAN de la Eucaristía. Por eso, Jesús bien dijo en otro lugar: "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna". Si sólo comes el pan que dura lo que el pan, no tienes vida eterna. A mí y a ti nos toca recordar y recordarnos de la necesidad de alimentarnos todos los días del pan que dura más que el pan, del Cristo Eucaristía, de su amor, de su misericordia. Jesús quiso dejarnos el Pan que dura más que el pan, porque sabía de qué barro estábamos hechos y para ayudarnos en nuestra fidelidad a Papá Dios. ¡Dios es verdaderamente sorprendente, nos invita a estar con Él y nos prepara el camino! Y además nos da la fuerza, el alimento para seguir el camino a fuerza del PAN. A fuerza del Pan de la Eucaristía tu corazón se va calentando todos los días. A fuerza de alimentarte del Cuerpo y de la Sangre del Señor, tu alma late con los latidos de cielo, de tal manera que cuando el Señor te reciba, escuches: "Ven, bendito de mi Padre..." Así es la vida de cada padre de familia que, llevando en su corazón a Papá Dios todos días, alimenta como fuente que mana vida eterna en cada uno de los corazones de sus hijos. ¡Qué hermoso es vivir en familia así! Así empezamos a vivir trocitos de cielo en la tierra. Yo les invito a que todos vivamos el cielo por adelantado, para que luego no nos sorprenda el cielo que el Señor nos prepara también. ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C.

КОМЕНТАРІ •