Daniel y la fe del impío. Libro de Daniel. Episodio 3.

(Dn 2.48) “... el rey engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia.”
Pasaje bíblico: Daniel 2.46-49
Una de las cosas que la gente no entiende de la Biblia, ni aún muchos creyentes, es que hay distintos tipos de fe, ejercidas por diferentes personas y con resultados presentes y futuros también muy distintos. En primer lugar esta la fe en Cristo de los que cuando conocen a Jesús, por la palabra de Dios, ven su propia pobreza y pecado en humildad, se duelen, se arrepienten, lo confiesan al Señor, y acuden a Cristo creyendo en Él, buscando perdón de pecados y vida eterna (Hch 22.6-21). Esta es llamada la fe de los escogidos de Dios (Tit 1.1), la fe que es un don de Dios para salvación por gracia y que lleva a vivir haciendo buenas obras (Ef 2.8-10). En segundo lugar está la fe en Cristo de gente que se avergüenza de Él (Jn 12.42-43); está la fe en Cristo de gente que nunca se salvará porque no hacen la voluntad de Dios, sino que son hacedores del mal (Mt 7.21-23); está la fe en Cristo de los incrédulos que buscan protagonismo en la Iglesia y que están dispuestos a ocupar cargos y ministerios por medios ilegítimos (Hch 8.13,17-23), o que persiguen beneficios personales materiales aparentando piedad (Jn 12.3-6); y está la fe en Cristo de los que se emocionan y creen por algún tiempo, pero que se apartan pronto de ella por amor a otras cosas (Mt 13.18-23). Daniel convivió con un hombre que tenía una de las formas de fe mencionadas: la fe de los impíos...