La Fatal Arrogancia - Friedrich Hayek (Prologo por Jesús Huerta de Soto)

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  • Опубліковано 6 жов 2024
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    Notas
    [1] Una explicación del análisis económico de los procesos de creación y transmisión de información a que da lugar la acción humana o función empresarial, y cuyo conocimiento Hayek da por supuesto en la obra que comentamos, puede estudiarse detalladamente en los primeros capítulos de mi libro Análisis económico del Socialismo teórico, histórico y ético, de próxima publicación.
    [2] Sobre el debate en torno al cálculo económico socialista, debe leerse el excelente libro de DON LVOIE, Rivalry and Central Planning. The Socialist Calculation Debate Reconsidered, publicado por Cambridge University Press, 1985. Que los oponentes socialistas de Hayek y Mises no lograron jamás dar respuesta al problema planteado por estos economistas austriacos es algo que no sólo explica con detalle Don Lavoie en el libro citado, sino que incluso ha sido explícitamente reconocido por dos economistas del Este que hasta ahora eran socialistas, y que fueron discípulos de uno de los teóricos socialistas de mayor prestigio que intervino en el Debate (Oskar Lange). Véase, en este sentido, el emocionante reconocimiento que Wlodzimierz Brus y Kazimierz Laski hacen de sus pasados errores, consistentes en pensar que el socialismo podría ser teóricamente posible, y su afirmación de que el desafío planteado por Mises y Hayek en los años 20 y 30 sobre la imposibilidad teórica del socialismo quedó sin contestar, incluidos en su libro From Marx to the Market. Socialism in Search of an Economic System, Clarendon Press, Oxford 1989, Y en especial las páginas 60 y 151-152.
    [3] Es muy significativo que Hayek inicie el presente libro precisamente con una cita sobre el socialismo de su maestro Ludwig van Mises. El reconocimiento explícito de Mises por Hayek, así como el relato de cómo Hayek tardó casi 50 años en desarrollar lo que en esencia no era sino una simple idea, se encuentra en su artículo titulado «The Moral Imperative of the Market», publicado en The Unfinished Agenda. Essays on the Political Economy of Government Policy in Honour of Arthur Seldon, publicado por el Institute of Economic Affairs, Londres 1986, pp. 143 a 149.
    [4] Esta analogía fue inicialmente utilizada por Israel Kirzner en un debate mantenido en la Universidad de Nueva York con el economista cientista Wasilv Leontief, el cual, siempre deseoso de encontrar nuevas «aplicaciones» para su «criatura intelectual» (tablas input-output), no duda en proponer continuas intervenciones y agresiones en el campo social. Kirzner, por su lado, le respondía que lo que el «paciente» necesita
    es menos «cirugía» y dejarle respirar un poco de «aire fresco». Véase al respecto el libro de DON A. LAVOIE, National Economic Planning. What is left, Ballinger Publishing Company, 1985, pp. 117-118 y 123.
    [5] La demostración teórica de que es preciso un incremento de la población para que la división intelectual del trabajo se extienda horizontal y verticalmente, haciéndose con ello posible el avance de la civilización, puede verse en el capítulo II de mi libro ya citado (v. n. 1) de próxima aparición.

КОМЕНТАРІ • 1

  • @ProwerW
    @ProwerW  День тому

    [6] El físico matemático FRANK J. TIPLER ha puesto de manifiesto recientemente
    (ver «A Liberal Utopia», en el Tbe Fatal Conceit by F A. Hayek. A Special
    Symposium. Humane Studies Review, volumen VI, n.º 2, invierno 1988-H9, pp. 4-5)
    que, teniendo en cuenta la aportación esencial de Hayek según la cual lo que produce
    un sistema económico no son cosas materiales, sino conocimiento o información
    inmaterial, concluye que el límite máximo a la expansión del conocimiento, al
    desarrollo económico en la tierra en la época presente es de 10
    64 bits (por lo que sería posible aumentar en 100 billones de veces los límites físicos de crecimiento hasta
    ahora considerados); y si consideramos las posibilidades de expansión del
    conocimiento humano en los próximos siglos, o incluso miles de años, no sólo en
    nuestro presente planeta, sino extendiéndonos también a lo largo de todo el universo,
    las posibilidades de desarrollo de la civilización humana y del crecimiento
    económico, cultural y social del hombre carecen de límites, y por tanto son infinitas.
    Por otro lado, puede considerarse que la idea hayekiana sobre el crecimiento de la
    población es igualmente un resultado del Debate sobre la Imposibilidad del Cálculo
    Económico Socialista. En efecto, el propio Hayek puso de manifiesto en 1933 cómo
    Max Weber había sido el primero en afirmar correctamente que la extensión del
    sistema económico socialista a todo el mundo haría imposible el mantenimiento del
    volumen que la población del planeta había alcanzado en su época (ver el artículo de
    HAYEK titulado «The Nature and History of the Problem», incorporado en su
    Collectivist Economic Planning, Augustus M. Kelley, Clifton 1975, p. 34). Buena
    prueba de que la teoría hayekiana sobre la población es cada vez más tenida en cuenta
    por los especialistas en demografía es el interesantísimo libro de Julian I. SIMON
    titulado Environment and Immigration, publicado en 1990 por Transaction Publishers
    (New Brunswick, New Jersey).
    [7] Organizar la sociedad desde arriba basándose en órdenes, mandatos coactivos y
    prohibiciones es teóricamente imposible, al impedirse la libre creación y transmisión
    del enorme volumen de información práctica que exige una economía moderna y que
    no puede ser siquiera intuido por el órgano central de planificación. Por ello, todo
    intento sistemático de planificar el funcionamiento de la sociedad desde arriba no es
    sino un verdadero genocidio o crimen contra la humanidad, por las terribles
    consecuencias que a la larga tales experimentos sociales siempre producen. De hecho,
    todas las tragedias de la humanidad de los últimos cien años que no se han debido a
    causas naturales (e incluso éstas, en la medida en que sus efectos habrían podido
    paliarse más fácilmente de otro modo) han tenido su origen directo o indirecto en el
    deseo, muchas veces bienintencionado, de llevar a la práctica la utopía socialista.
    Evidentemente, existen importantes diferencias de grado en cuanto a la extensión e
    intensidad con que tal ideal puede perseguirse, pero nunca debe olvidarse que las
    diferencias existentes, por ejemplo, entre el genocidio cometido por el Estado
    Soviético o por el Pol Pot contra sus respectivos pueblos y las consecuencias
    perniciosas generadoras de constante conflicto y violencia social que son propias de
    la moral y política socialdemócrata y del irónicamente denominado «Estado del
    bienestar», son tan sólo diferencias de grado, si bien muy importantes, pero no de
    clase, dado que el error intelectual que se encuentra en la base del socialismo real y
    del socialismo democrático o intervencionista es esencialmente el mismo.
    [8] En este sentido, nuestras tesis son coincidentes con las expuestas por el profesor
    BOUDEWIJN BOUCKAERT, de la Universidad de Gante, incluidas en su sugerente
    artículo «Bridging the Gap Between Evolution and Natural Law», publicado en The
    Fatal Conceit by F. A Hayek A Special Symposium (Humane Studies Review,
    volumen VI, n.º 2, invierno 1988-89, pp. 19-20).
    [9] Esta teoría de los Tres Niveles de aproximación al estudio de la realidad humana y
    de la teoría de la libertad la desarrollé por primera vez en mayo de 1988 con motivo
    de mi participación en el Seminario dedicado al «Análisis Comparativo de la Teoría
    de la Libertad en Montesquieu y Hume», que fue organizado por el Liberty Fund en
    Burdeos. Posteriormente pude articular algo mejor dicha teoría en el prólogo que
    escribí para la versión castellana del libro Hayek, de EAMON BUTLER (Unión
    Editorial, Madrid 1989, pp. 13 a 15), y sobre todo en mi artículo «Conjectural History
    and Beyond», que escribí con motivo de ser invitado al simposio organizado para
    discutir y comentar The Fatal Conceit, y que fue publicado en la Humane Estudies
    Review, vol. 6, n.º 2, invierno de 1988-1889.
    [10] En efecto, Hayek afirma expresamente:«Por mucho que nos desagrade, nos
    veremos obligados a concluir que no está al alcance del hombre establecer ningún
    sistema ético que pueda gozar de validez universal» (La fatal arrogancia, p. 53).
    [11] En relación con este tema no podemos dejar de mencionar, sobre tojo, las
    recientes aportaciones que en el campo de la ética social ha desarrollado ISRAEL M.
    KIRZNER, contenidas en su libro Discoverv, Capitalism and Destributive Justice,
    publicado por Basil Blackwell en Londres en 1989, así como la obra de HANS
    HERMANN HOPPE A Theory of Capitalism and Socialism. Ambos autores,
    utilizando razonamientos distintos, han puesto de manifiesto cómo el socialismo no
    sólo es teóricamente imposible, sino que además es éticamente inadmisible; Kirzner,
    en base a una estimulante teoría según la cual todo ser humano tiene derecho natural
    a los resultados de su propia creatividad empresarial, y Hans Hermann Hoppe,
    partiendo del axioma habermasiano de que la argumentación con otros seres humanos
    significa siempre la aceptación implícita de la individualidad y del derecho de
    propiedad sobre el yo, nuestro ser y nuestro pensamiento, de donde él deduce
    lógicamente, a partir de este axioma, toda una teoría de! derecho de propiedad y de!
    capitalismo (ver su libro A Theory of Capitalism and Socialism, Kluwer Academic
    Publishers, Holanda 1989).
    [12] Este torpe «cientismo positivista» impregna, en general, todas las aportaciones de
    la denominada «Escuela de Chicago», y en particular la de uno de sus miembros más
    destacados, GEORGE STIGLER, para el cual sólo la «evidencia empírica» puede
    resolver las diferencias existentes entre los partidarios del capitalismo y del
    socialismo (The Citizen and the State, University of Chicago Press, Chicago 1975,
    pp. 3-13). En este sentido, véase el excelente comentario crítico a la postura de
    Stigler desarrollado por NORMAN P. BARRY en su «The Economics and
    Philosophy of Socialism» (Il Politico, Univ. de Pavía, 1984, año XLIX, n.º 4, pp.
    573-592)
    [13] Un análisis detallado de las profundas contradicciones e insolubles problemas
    sociales del tan alabado «modelo sueco» de socialdemocracia, actualmente aquejado
    de una crisis económica y social que parece no tener solución, puede encontrarse en
    The Rise and Decline of the Swedish Welfare-State, de HAKAN GERGILS,
    Företagareförbundets Rapporter, Estocolmo 1990.