EL FIN DE LAS OBRAS POR ADMINISTRACIÓN DIRECTA, MUNICIPIOS Y REGIONES ENTRAN EN PÁNICO

Cuando en tiempo récord hicieron los Panamericanos nadie pensó que esto se replicará en otras partes del país, donde el cementerio de obras inconclusas confirma la capacidad del Estado como constructor, pero igualmente el nivel de profesionalismo,
De manera que mientras se habla de relojes y pulseras una norma nunca antes vista se acerca, silenciosa e irrefutable, pero que es el terror de miles de municipios y gobiernos regionales, la que clausura en gran parte las obras por administración directa, caja chica y grande, y agencia de empleos y favores políticos, todo debido a una norma promulgada cuando todo el país se alistaba para festejar un año nuevo.
No es broma, la nueva norma pone regulaciones tremendas a las obras que nunca se acababan y que se otorgaban por administración directa a municipios, regiones y a diversas instituciones. Lo peor es que si alguna logra los permisos y fondos para hacerlas, obligadamente tendrá que hacerlo con el modelo BIM, la tecnología con la que se hizo en tiempo récord los Panamericanos.
Esto quiero verlo pues será la verdadera maestría donde se vera si realmente muchos expertos valen lo que señalan sus montañas de títulos y maestrías, a veces obtenidas de modo extraño.
Los políticos, una y otra vez vacados por contrataciones indebidas, el retraso de las obras, unas inconclusas, otras metamorfoseadas en monstruos de nunca acabar, cargaban con el peso de responder por esas coladeras de compras innecesarias, como maquinarias, a veces por presiones de terceros, las cuales ejecutaban con cargo a proyectos de una sola vida. Muchos terminaban en las cárceles.
Todo ese depósito de chatarra está en lugares perdidos del país, y aunque no lo quieran aceptar, los alcaldes y gobernantes regionales ahora tendrán que decir a sus poblaciones que el bolsillo roto por donde se va el dinero se ha acabado.
Terrible momento. Las reducciones presupuestales se sienten en municipios antes considerados ricos, todo esto, por un nuevo marco regulatorio que, aunque tiene aún agujeros, hace las cosas más difíciles al despilfarro. Pero iguales cae al POder Judicial, Congreso, Palacio de Gobierno, a las universidades y a todo lo que se mueva con el rótulo de Propiedad del Estado.