EL DESEO DE DIOS (Conf. 1,5,5) Oh Señor, ¿cómo podría yo descansar en ti?, ¿cómo podría conseguir que vengas a mi corazón y lo embriagues; para que me olvide de todos mis males y me abrace a ti, mi único Bien? ¿Qué eres tú para mí? No te enojes y déjame hablar: ¿qué soy yo para ti, para que me mandes que te ame, y, si no lo hago, te disgustes conmigo y me amenaces con grandes desgracias? ¿Es que no es suficiente desgracia el no amarte? ¡Ay de mí! Por lo que más quieras, dime: ¿qué eres tú para mí? Díselo a mi alma: «Yo soy tu salvación». Pero, ¡díselo de modo que yo lo oiga! Señor, ahí tienes, delante de ti, los oídos de mi corazón. Ábrelos y dile a mi alma: «Yo soy tu salvación». Entonces yo saldré disparado tras esa voz y te daré alcance. ¡No me escondas tu rostro! ¡Muera yo para que no muera mi alma y pueda así verte!
EL DESEO DE DIOS
(Conf. 1,5,5)
Oh Señor,
¿cómo podría yo descansar en ti?,
¿cómo podría conseguir que vengas a mi
corazón y lo embriagues;
para que me olvide de todos mis males
y me abrace a ti, mi único Bien?
¿Qué eres tú para mí?
No te enojes y déjame hablar:
¿qué soy yo para ti,
para que me mandes que te ame,
y, si no lo hago,
te disgustes conmigo
y me amenaces con grandes desgracias?
¿Es que no es suficiente desgracia el no
amarte?
¡Ay de mí!
Por lo que más quieras, dime:
¿qué eres tú para mí?
Díselo a mi alma:
«Yo soy tu salvación».
Pero, ¡díselo de modo que yo lo oiga!
Señor,
ahí tienes, delante de ti,
los oídos de mi corazón.
Ábrelos y dile a mi alma:
«Yo soy tu salvación».
Entonces yo saldré disparado tras esa voz
y te daré alcance.
¡No me escondas tu rostro!
¡Muera yo para que no muera mi alma
y pueda así verte!