Viaje de Fausto a Gandalf con estación en Godoy | Pedro Vallín

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  • Опубліковано 2 жов 2024
  • El pacto del mítico doctor Fausto con Mefistófeles se ha convertido en un arquetipo de la perversión moral a la que conduce la ambición, gracias sobre todo a la impregnación que la versión que Goethe -más que la de Marlowe- fijó en la cultura occidental. El doctor Fausto existió, en el siglo XV, y se supone que se dedicaba a la alquimia, la adivinación y otras mañas proscritas por la fe, aunque es más fácil suponer que quizá simplemente era un médico con curiosidad científica al que la superchería de los lugareños convirtió en todo lo demás. El mito mefistofélico, en todo caso, se fijó mucho después, a finales del siglo XVI, en un libro que da cuenta de la vida del doctor, o más bien de lo que los chismosos paisanos decían de él: que el diablo mismo le había proporcionado bienestar, éxito, poder y sabiduría a cambio de su alma. Casi es una ironía que fuese precisamente su monumental adaptación de Fausto (1926) la última película que Friedrich Wilhelm Murnau firmó en su país, antes de irse a Estados Unidos, si consideramos que siete años después Alemania firmaría su pacto fáustico con el nazismo: poder a cambio de la perdición moral.

КОМЕНТАРІ • 1

  • @victor-tw5lk
    @victor-tw5lk 2 роки тому +1

    La alegoría también es aplicable con el PP (Fausto) y Vox (Mefistófeles). Pronto leeremos la tercera parte del Fausto de Goethe, que estará ambientada en CyL.