Meditación en la Biblia

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  • Опубліковано 17 лис 2024
  • La palabra meditación no aparece en los diccionarios bíblicos, sino oración, contemplar, presencia…
    El fiel medita la palabra, los hechos de Dios; pero el hombre de la Biblia no habla de meditación, sino de sabiduría, de la palabra y de las obras de Dios. En definitiva lo practica, pero no teoriza sobre oración.
    Después de haber estudiado Teología bíblica y haber dedicado muchos años de mi vida a la meditación con la Biblia, después de sentirme en una “nube del no saber” y oscuridad tengo que reconocer que mi fe en Dios, nace cuando hago meditación no dual, meditación sin objeto, sin tema, sin meditar en ideas o hechos.
    Después de mi contacto con el zen, el yoga y la meditación del silencio, he dejado de frecuentar esta mi amada y gran biblioteca de la Biblia mucho más de lo que me hubiera gustado.
    Pero hoy he querido bucear en la idea de meditación no dual dentro de la Biblia, a ver si existe alguna idea, como en el Baghavad Gita, por ejemplo. Y si no, ver el significado de meditación en la Biblia.
    Sabemos, como nos recuerda Alvarado en su libro Hª de la meditación no dual, en el Prólogo que igual que en el hinduísmo el nombre de Dios es Brahma, que significa “Yo soy” y que el gran dicho “Yo soy brahman” significa “Yo soy ´yo soy`”, coincide con el nombre revelado a Moisés en el Éxodo “Yo soy el que soy”, ´el que está contigo` y que en la tradición yavista se resume en el tetragrama YHWH.
    Y que según el evangelio de Juan Jesús asume también esta forma de hablar de sí mismo con referencia a su Padre. Cuando dice «Yo soy el camino, la verdad y la vida: ningún hombre va al Padre sino por mí» (Jn 14,6) puede interpretarse que «Yo soy (es) el camino, la verdad y la vida». En el precioso librito de la “Orientación particular” del autor anónimo de La nube del no saber se hace hincapié en la necesidad de meditar en el “yo soy” sin más, como dice el autor:
    en “la desnuda y ciega conciencia de tu propio ser.
    Quiero que entiendas ahora que, aunque al principio te dije que te olvidaras de todo, a excepción de la ciega conciencia de tu desnudo ser, quería llevarte incluso hasta el punto en que te olvidaras también de esto, experimentando así solamente el ser de Dios.
    Te parecerá que no conoces ni sientes nada a excepción de un puro impulso hacia Dios en las profundidades de tu ser. Hagas lo que hagas, esta oscuridad y esta nube se interpondrán entre ti y tu Dios.
    En realidad, el verdadero secreto de esta obra no es otra cosa que un puro impulso hacia Dios por ser Él quien es”.
    El místico inglés lo repite continuamente
    Así, el tema meditación no dual, en el sentido de oración de contemplación, aparece ímplicitamente a lo largo de la Biblia en otros términos: la presencia, gozar de la visión de Diós, las visiones de profetas o elegidos. Y la tradición cabalista da cuenta de ello al manifestar que su propósito es alcanzar la visión del “rostro de Dios”, gozar de su presencia...
    De hecho los hombres de Dios, desde Abraham a los profetas, viven en ocasiones una situación de trance, una experiencia mística. Pero ¿se puede describir esa experiencia, por otro lado inefable?
    La mística universal está de acuerdo en que no hay salmos, poemas, cantos o metáforas… que la pueda explicar. Son en realidad una forma del hombre de interpretarse a sí mismo la experiencia de recibir el aliento, el espíritu divino. Así se usa la frase “Espíritu Santo” para expresar la iluminación, que se recibe como una gracia de Dios.
    Es verdad que se puede analizar las diferentes posturas del creyente judío o cristiano representadas en las escrituras: como la postura de pie, postura de ángeles, en otras ocasiones sentado o arrodillado con las manos extendidas al cielo. Las manos levantadas, como cuando Moisés oraba por la victoria de su pueblo.
    La música es también una importante práctica mencionada en la Biblia para provocar el estado profético. Por ejemplo, cuando Eliseo intentaba ponerse en disposición de escuchar una revelación de Dios, decía:
    “Traedme ahora un músico. Y cuando el músico tocaba, la mano de Dios venía sobre él” (2 Reyes 3, 15).
    Los músicos llegan a tener un carácter profético
    “Te encontrarás con una compañía de profetas que vienen de un lugar alto, guiados por arpa, tambor, flauta y lira, en trance profético” (1 Samuel 10, 5).
    “David y los jefes del ejército separaron para el servicio a los hijos de Asaf, Hemán y Jedutún, que “profetizaban con el arpa, el laúd y el címbalo” (1 Crónicas 25, 1
    Sal 92 2-4
    Sab 18, 14s; 22. Sab 7 22-30
    Proverbios 8 22-24; 31
    Salmo 138 (139)

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