Tenr la copresencia del Guía acompañando en la Vida cotidiana. Práctica:Ingenua-Idiota RdO 06.072024

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  • Опубліковано 6 лип 2024
  • IV. DE QUÉ NOS LIBERAMOS
    ¿De qué nos liberamos cuando damos el trato que
    pedimos? Porque darle a otro el trato que pedimos
    tiene como promesa la liberación. Nos liberamos
    de climas opresivos, de creencias ineficaces para
    la vida, de violencias, de contradicciones y del
    sufrimiento que todo esto ocasiona.
    Hay sufrimientos que vienen por la memoria.
    Por ejemplo, recordamos diferentes situaciones
    que nos producen tensión, que nos alteran emocionalmente,
    que nos causan emociones negativas.
    Las calificamos como negativas porque nos llevan
    a actuar de un modo que no queremos. Y no lo
    queremos porque es un modo compulsivo, sin
    reflexión, que entorpece las relaciones, no es eficaz.
    En lugar de construir, destruye. Y nos gustaría
    ser capaces de dar una respuesta reflexiva. Que
    no sea contradictoria, sino unitiva. Esto quiere
    decir una respuesta en la que estén alineados el
    pensamiento, la emoción y la acción.
    Los climas suelen ser el reflejo de la educación
    (en general, violenta) en la que hemos crecido. Ahí
    entran a jugar nuestras creencias, los mandatos
    familiares, los prejuicios heredados, la atmósfera
    social y cultural que nos rodea. Tomados por
    emociones negativas, actuamos en un bajo nivel
    de conciencia, cuyo correlato es alguna forma de
    violencia. Por eso, la Regla de Oro es también la
    base de un nuevo estilo de vida, en el que nos
    vamos liberando del paisaje de formación por el
    cual actuamos compulsivamente. Es más, hasta
    podemos identificar aquellos nudos biográficos
    por los que nos sentimos condicionados en el
    presente y, en consecuencia, podemos intentar una
    nueva conducta, superando el condicionamiento
    de nuestra memoria, que nos lleva a vivir en la
    mecanicidad y en la compulsión. Así podemos
    construir, para nosotros y para otros, una atmósfera
    liberadora. Aplicar este principio equivale a
    empezar a salir del sistema violento.
    Nudo biográfico
    Ampliando lo dicho sobre el nudo biográfico,
    la experiencia realizada en equipo a lo largo de
    innumerables encuentros y talleres nos muestra que
    trabajando con el ejercicio podemos indagar qué
    nos pasó en nuestra infancia para que, en algunas
    situaciones o ámbitos, reaccionemos de un modo
    que no queremos. Aquello que nos hizo sufrir desde
    muy pequeños nos encierra y bloquea. Pero, en
    general, lo rechazamos, lo reprimimos y tratamos
    de que no nos afecte. Entonces, compensamos.
    Veamos un ejemplo para ilustrar esto. De
    niño, en la escuela, me sentía degradado por mis
    compañeros. Se burlaban de mí y buscaban pelea.
    Sintiéndome degradado, los veo a ellos como
    discriminadores. Pero en realidad, yo también
    los discrimino. En el ejemplo dado, yo me sentía
    mejor que ellos, porque era buen alumno, así
    que también los degradaba. Y eso todavía me
    pasa. Porque, en general, el rechazo que sentimos
    frente a la actitud que más nos molesta de los
    demás (en mi caso, la degradación) tiene como
    base nuestro nudo biográfico no resuelto (mi
    propia discriminación hacia los demás). Y lo que
    fui haciendo para superar esa contradicción fue
    aprender a valorarme a mí mismo y a valorar a
    los otros.
    Aprendizaje
    Dar el trato que pedimos o “tratar a los demás
    como quiero que me traten” es aprender a dar el
    trato que queremos recibir. Es decir que estamos
    hablando de un aprendizaje. Lo interesante es que
    para aprender podemos aprovechar el maltrato
    que vemos en el otro como un indicador del propio
    maltrato que damos (o nos damos) y que tratamos
    de reprimir, en general, infructuosamente.
    Se trata de un indicador que surge en nuestra
    conciencia asociado al trato que quisiéramos
    recibir y que no recibimos. Y lo que el “Principio
    de Solidaridad” nos dice es, justamente, que el
    trato que queremos recibir es el trato que no
    estamos dando. En realidad, el otro actúa como
    lo hace siempre, como puede, como le sale, pero
    interpretamos esa acción como un maltrato hacia
    nosotros porque estamos en un bajo nivel de
    conciencia. Entonces, proyectamos en el otro el
    maltrato que rechazamos o reprimimos.
    Contradicción
    El ejercicio nos permite también reconocer
    situaciones desintegradas que nos ponen en
    contacto con fuertes tensiones internas. ¿A qué
    llamamos situaciones desintegradas? Son aquellas
    en las que experimentamos la contradicción
    (pensar, sentir y actuar en distintas direcciones)
    entre aspectos internos de nosotros mismos. Esa
    desintegración se produce porque desconocemos
    esos aspectos internos o porque los negamos.
    Y como consecuencia de no identificar (por
    desconocimiento o negación) esos aspectos internos
    muchas veces nos vemos como víctimas frente a
    una actitud ajena. Y no nos damos cuenta de que
    esa actitud que vemos en otro es una proyección de
    alguno de esos aspectos nuestros que desconocemos
    o negamos. Es así como al rechazar el maltrato que
    sentimos de parte de otros también rechazamos
    una parte de nosotros mismos. Por supuesto esto se
    produce en un nivel bajo de conciencia.
    Del Libro La Regla de Oro de la Noviiolencia, de Roberto Kohanoff e Isabel Lazzaroni
  • Навчання та стиль

КОМЕНТАРІ • 1

  • @luisperfume
    @luisperfume 6 днів тому

    Hola amigos. Linda reunión han tenido. Respecto del tema copresencia y Guía/s internos siempre sugiero ver la película del director francés Luc Besson, ANGEL-A. En su argumento aparecen delineados claramente los temas de ¿ quien soy ? // la co-presencia- // el reconocimiento de uno mismo // la apreciación // la compasión y la bondad. (lo fantasioso no empequeñece para nada lo esencial del argumento).