La flor de mi ilusión la mató el frío de un invierno cruel de ingratitud y dolor. ¡Pobre flor! Hoy es sepulcro y paz de mis ansias de pasión, porque no vuelve más lo que amé con frenesí. ¡Ay!, qué se han hecho los besos que con embeleso, me diste a mí... Todo lo cubrió el olvido con su manto triste para más volver. Siendo mi ilusión primera solitaria tumba de mi último amor. Juramentos vanos de una boca ardiente con ponzoña y maldición; pero el recuerdo grabado como una mortaja eterna, sobre el alma mía, triste la cubrió, y por eso entre tinieblas voy meditabundo, vagando al azar con tu nombre escrito como una sentencia de no poder olvidar el corazón que te amó. Porque viste la distancia entre mi fe y tu ambición, diste muerte a mi ilusión con el agudo puñal de la inconstancia. Tal vez el remordimiento haga tus ojos llorar porque yo te entregué mi cariño y mi fe, para un nidito formar.
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La flor de mi ilusión
la mató el frío
de un invierno cruel
de ingratitud y dolor.
¡Pobre flor!
Hoy es sepulcro y paz
de mis ansias de pasión,
porque no vuelve más
lo que amé con frenesí.
¡Ay!, qué se han hecho los besos
que con embeleso, me diste a mí...
Todo lo cubrió el olvido
con su manto triste
para más volver.
Siendo mi ilusión primera
solitaria tumba
de mi último amor.
Juramentos vanos
de una boca ardiente
con ponzoña y maldición;
pero el recuerdo grabado
como una mortaja eterna,
sobre el alma mía,
triste la cubrió,
y por eso entre tinieblas
voy meditabundo,
vagando al azar
con tu nombre escrito
como una sentencia
de no poder olvidar
el corazón que te amó.
Porque viste la distancia
entre mi fe y tu ambición,
diste muerte a mi ilusión
con el agudo puñal de la inconstancia.
Tal vez el remordimiento
haga tus ojos llorar
porque yo te entregué
mi cariño y mi fe,
para un nidito formar.