Camino de Santiago | Etapa 5 | Sarria - Gonzar.

El tramo del Camino de Santiago que se extiende entre Sarria y Gonzar es una etapa clave en el Camino Francés, marcada por la transición hacia la recta final hacia Santiago de Compostela. Con una longitud de aproximadamente 30 kilómetros, este recorrido atraviesa algunos de los paisajes más emblemáticos de Galicia, combinando la tranquilidad rural con la rica tradición jacobea.
Sarria es el punto de partida de esta etapa y un lugar significativo en el Camino de Santiago. Situada a poco más de 100 kilómetros de Santiago de Compostela, es el punto de inicio para muchos peregrinos que buscan recorrer la distancia mínima necesaria para obtener la Compostela. Con su vibrante atmósfera y abundantes servicios para peregrinos, Sarria ofrece una excelente preparación para el recorrido que sigue.
Al salir de Sarria, los peregrinos se adentran en un paisaje típicamente gallego, con verdes colinas, bosques de robles y castaños, y prados salpicados de pequeñas aldeas. El camino pasa primero por Barbadelo, una aldea conocida por su iglesia románica de Santiago de Barbadelo, que data del siglo XII. Esta iglesia es uno de los primeros ejemplos de la arquitectura románica en la región, y su fachada y detalles escultóricos merecen una parada para los peregrinos interesados en la historia y la arquitectura del Camino.
Desde Barbadelo, el camino continúa a través de pequeñas aldeas como Rente, Mercado da Serra y Morgade, cada una con su propio encanto rural. El paisaje aquí es tranquilo y pastoral, con caminos bordeados por muros de piedra y sombreados por árboles que ofrecen refugio del sol o la lluvia, dependiendo de la temporada. Estos tramos rurales permiten a los peregrinos disfrutar de la serenidad del entorno, lejos del bullicio de las ciudades.
A medida que los peregrinos avanzan, llegan a la localidad de Ferreiros, un pequeño pueblo que marca la mitad de la etapa. Ferreiros es un lugar popular para hacer una pausa, con albergues y bares que ofrecen descanso y reabastecimiento. Aquí, los peregrinos pueden disfrutar de la hospitalidad gallega y la comida local, recargando energías para el resto del recorrido.
Después de Ferreiros, el camino desciende suavemente hacia el río Miño, el más largo de Galicia, hasta llegar al Embalse de Belesar. Cruzar este río marca un hito en el Camino, ya que es una de las principales barreras geográficas de la región. Tras cruzar el puente sobre el Miño, el camino comienza a ascender nuevamente hacia el pueblo de Portomarín.
Portomarín es una parada histórica en el Camino, conocida por su iglesia fortaleza de San Nicolás, que fue trasladada piedra a piedra desde su ubicación original cuando se construyó el embalse. Sin embargo, en esta ocasión, los peregrinos no se detienen en Portomarín, sino que continúan hacia Gonzar, un pequeño y tranquilo pueblo ubicado a unos 8 kilómetros de Portomarín.
Gonzar es un lugar humilde y rural, pero ofrece alojamiento y servicios básicos para los peregrinos que buscan descansar después de una jornada larga. Este pequeño pueblo es un ejemplo de la Galicia rural, donde el tiempo parece haberse detenido, y donde los peregrinos pueden encontrar un momento de paz antes de continuar su camino hacia Santiago.
El tramo entre Sarria y Gonzar es una etapa que combina el esfuerzo físico con la recompensa de paisajes serenos y la rica tradición jacobea. Es un tramo que, aunque exigente, prepara a los peregrinos para la fase final de su viaje, ofreciéndoles una profunda conexión con la naturaleza y la historia de Galicia.
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