Las ruedas embarradas del último organito vendrán desde la tarde buscando el arrabal, con un caballo flaco y un rengo y un monito y un coro de muchachas vestidas de percal. Con pasos apagados elegirá la esquina donde se mezclan luces de luna y almacén para que bailen valses detrás de la hornacina la pálida marquesa y el pálido marqués. El último organito irá de puerta en puerta hasta encontrar la casa de la vecina muerta, de la vecina aquella que se cansó de amar; y allí molerá tangos para que llore el ciego, el ciego inconsolable del verso de Carriego, que fuma, fuma y fuma sentado en el umbral. Tendrá una caja blanca el último organito y el asma del otoño sacudirá su son, y adornarán sus tablas cabezas de angelitos y el eco de su piano será como un adiós. Saludarán su ausencia las novias encerradas abriendo las persianas detrás de su canción, y el último organito se perderá en la nada y el alma del suburbio se quedará sin voz.
es una maravilla es un deleite escucharla hace un retrato perfecto. carlos de buenos Aires . ARGENTINA.
me emociona casi hasta las lágrimas escuchar esta canción en la inigualable voz de Susana Rinaldi.
Conozco varias versiones, esta es la que más me gusta y emociona. Saludos desde Montevideo.
Que hermosa voz. Y la letra un poema.
cada nota en su voz esta perfecta, que lujo
Hermosa versión. La voz grandiosa para un bellísima poema
Las ruedas embarradas del último organito
vendrán desde la tarde buscando el arrabal,
con un caballo flaco y un rengo y un monito
y un coro de muchachas vestidas de percal.
Con pasos apagados elegirá la esquina
donde se mezclan luces de luna y almacén
para que bailen valses detrás de la hornacina
la pálida marquesa y el pálido marqués.
El último organito irá de puerta en puerta
hasta encontrar la casa de la vecina muerta,
de la vecina aquella que se cansó de amar;
y allí molerá tangos para que llore el ciego,
el ciego inconsolable del verso de Carriego,
que fuma, fuma y fuma sentado en el umbral.
Tendrá una caja blanca el último organito
y el asma del otoño sacudirá su son,
y adornarán sus tablas cabezas de angelitos
y el eco de su piano será como un adiós.
Saludarán su ausencia las novias encerradas
abriendo las persianas detrás de su canción,
y el último organito se perderá en la nada
y el alma del suburbio se quedará sin voz.
genial
Tango de Acho Manzi la música y Homero Manzi los versos.