Rosario de los lunes 1-7-2024

Este es el enlace para unirte a nuestro grupo de oración:
meet.google.co...
Sucedió en Jerusalén que una jovencita perteneciente al grupo de las primeras cinco mil personas que recibieron el bautismo, enfermó a causa del cansancio provocado por sus ocupaciones y trabajos. Esto le llevó a descuidar su fe e ir perdiendo la gracia bautismal. Estas circunstancias las aprovechó el enemigo para atacarla con crueldad e infectar su alma con engaños. Con ese mortal veneno su salud fue empeorando acercándose a la muerte natural y eterna.
Uno de los setenta y dos discípulos se enteró de su estado y acudió en su auxilio sin éxito. No dándose por vencido llamó al apóstol S. Juan. Este, al visitar a la joven enferma, vio muchas legiones de demonios rodeando a la enferma que, si bien huían ante su presencia, retornaban al irse el apóstol de su lado.
Reconociendo la gravedad del caso, acudieron a la Santísima Virgen María. Postrada en tierra oró y pidió el rescate de la joven enferma. Pero el Señor no respondió. No por esto desistió, ni se entibió la caridad de María santísima. Por ello, ordenó a uno de sus santos ángeles que fuera a ayudar y defender a aquella alma del ataque de los demonios y le comunicase santas inspiraciones que neutralizaran los diabólicos engaños. Tampoco la acción del ángel tuvo éxito.
María, Madre del amor, de la ciencia y de la santa esperanza se retiró, se postró en tierra para pedir el remedio de aquella alma engañada sin obtener respuesta del Señor, por lo que determinó la gran Señora ir en persona a remediarla.
Nada más llegar la Reina de los ángeles huyeron todos los espíritus malignos como unos relámpagos y como atropellándose unos a otros con terribles aullidos. Y la poderosa Señora les mandó con imperio descendiesen al profundo y así lo hicieron sin poderse resistir. Se acercó la piadosísima Madre a la enferma y llamándola por su nombre, la tomó de la mano y le habló dulcísimas razones de vida con las que la renovó toda y comenzó a respirar y volver en sí.
La gran Reina le dijo: Yo vengo a darte de parte del Altísimo la vida eterna; vuelve a su verdadera fe y confiésale con todo tu corazón por tu Dios verdadero y Redentor, que para remedio tuyo y de todo el mundo murió en la cruz; adórale, invócale y pídele perdón de tus pecados.
Al oír estas palabras y con la gracia que María santísima le alcanzó, se conmovió con abundantes lágrimas de compunción y le pidió su favor en aquel peligro.
La gran Reina dispuso que recibiese los sacramentos, llamando a los apóstoles para que se los administrasen. Y repitiendo la dichosa joven los actos de contrición y de amor, invocando a Jesús y a su Madre, expiró. Y fue tan poderoso este socorro, que salió aquella dichosa alma libre de culpa y de pena.
Después de remediada aquella alma, la Santísima Virgen María, se humilló y postró en tierra adorando al Señor y dándole gracias por el beneficio de haber rescatado aquella alma de la boca del Dragón infernal.
Esta maravilla ordenó su gran sabiduría, para que los ángeles, los santos del cielo, los apóstoles y también los mismos demonios entendiesen el poder incomparable de María santísima y que, así como era Señora de todos así también todos juntos no serían tan poderosos como ella y que nada se le negaría de lo que pidiese para quienes la amasen, sirviesen y llamasen.
(Cf. Sor María de Jesús de Ágreda, Mística Ciudad de Dios, Tercera parte, Libro VII, Cap. 10, n. 161-168).
#oracioncatolica #oracióncontemplativa #meditación #santorosario #rosariodeloslunes #místicaciudaddedios