CUANDO EL RÍO SUENA, LAS CANTAORAS DE BARRANCABERMEJA
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- Опубліковано 19 гру 2024
- Las cantaoras con la cadencia de sus voces navegan al ritmo del río grande por el caudal de nuestra memoria. Ellas, con sus tamboras, son la declaración contemporánea de una historia de resistencia.
Fue durante la segunda oleada migratoria cuando llegaron a Barrancabermeja cientos de hombres y mujeres de los pueblos de las riberas del río, atraídos por la industria petrolera. Este hecho ocurrió después de que el gobierno conservador de José Vicente Concha protocolizara la venta de la Concesión de Mares a la empresa estadounidense Tropical Oil Company (Troco), el 15 de junio de 1916 en la jurisdicción del pozo 'Las Infantas', ubicado cerca de la intersección de los ríos La Colorada y Oponcito.
Años antes, el poeta negro Candelario Obeso Hernández escribió: “Yo seré siempre er que soi”(Yo seré siempre el que soy), así como esta declaración de identidad que deambula entre los pueblos del río Magdalena, llegaron al puerto petrolero nuevas estéticas que se expresan en otras formas de narrar, de sentir, de relacionarse y de percibir el mundo.
Ahí viene la luna, ahí viene
Con su lumbre y claridad;
Ella viene y yo me voy A pescar…
(Calendario Obeso H. Canción del pescador,
Cantos populares de mi tierra. pág 101
Biblioteca Nacional de Colombia).
Y con ellos llegó el ritmo del bullerengue, que venía a contracorriente navegando río arriba desde las espesas selvas del Tapón del Darién donde ya habitaban los Mandingá, esclavizados en el África Occidental por los blancos europeos. Este pueblo subió por el Pacífico colombiano y se asentó en los palenques del Mamoní o Santiago del Príncipe en la Comarca de Kuna Yala, donde compartían el territorio con las naciones originarias de esta zona limítrofe entre Colombia y Panamá.
El Bullerengue significa "pollerón" o falda tradicional usada durante las fiestas, aunque algunos autores señalan que hace referencia a la conjunción de los vocablos "bulla" y "arenga". El ritmo que zarpó lentamente hacia el Caribe y llegó a Cartagena de Indias. Más tarde, de la mano de los cimarrones de San Basilio de Palenque, incursionó en el territorio nacional mientras surcaban el río grande hasta llegar a Honda (Tolima), de camino a la capital del país: "El turbio Magdalena y majestuoso al impulso impetuoso de rápido vapor subí afligido" (Candelario Obesos H.).
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