HAY UNA HISTORIA DE JESÚS QUE DEMUESTRA QUE EL ES EL DIOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO ENCARNADO. editado

HAY UNA HISTORIA DE JESÚS QUE DEMUESTRA QUE EL ES EL DIOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO ENCARNADO
BUSCANDO EL ROSTRO DE JESUS
DEVOCIONAL DIARIO
09 mayo 2024
El poder para calmar las tormentas no solo pertenece al ámbito de los cuentos o leyendas, sino que se manifiesta en la vida real a través de la figura de Jesús. Esta pregunta nos lleva directamente a una de las escenas más impactantes de los evangelios, donde Jesús no solo muestra su humanidad, sino que revela su divinidad al calmar una tempestad violenta.
Lucas 8:22-25 nos cuenta un episodio sorprendente. Jesús y sus discípulos se encuentran en una barca, cruzando un lago, cuando de repente, una feroz tormenta amenaza con hundirlos. Mientras los discípulos luchan por su supervivencia, Jesús duerme tranquilo. Despertado en medio del caos, Jesús reprende primero a los discípulos preguntándoles: ¿Dónde está su fe? Y después reprende al viento y a las olas, y de inmediato todo se calma. Los discípulos, asombrados, se preguntan: "¿Quién es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?"
Esta historia no es solo un relato sobre un milagro impresionante; es una revelación de quién es Jesús. En el Salmo 89:8-9, se describe a Dios como aquel que tiene dominio sobre la braveza del mar, y aquí vemos a Jesús ejerciendo ese mismo poder. En un instante, Jesús muestra su completa humanidad y su plena deidad.
Salmos 89:8-9 (RV1960): 8 Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Quién como tú? Poderoso eres, Jehová, Y tu fidelidad te rodea. 9 TÚ TIENES DOMINIO SOBRE LA BRAVEZA DEL MAR; Cuando se levantan sus ondas, tú las sosiegas.
Estos pasajes no solo destacan la soberanía de Dios sobre la creación, sino que, al ver a Jesús realizar actos que solo Dios podría hacer, se nos invita a reconocer su identidad como el Mesías, el Hijo de Dios. La capacidad de Jesús para calmar la tempestad es un poderoso testimonio de su divinidad y una promesa tangible de su presencia y protección en las tormentas de nuestra propia vida.