Buen día Rafael. Muy interesante escuchar la posición de esta autora. Creo que la palabra "ética", vinculada a la producción artística contemporánea, no ha sonado en su epílogo pero sin embargo me resonó todo el tiempo. Algo que agregaría con respecto a las producciones del español Santiago Sierra es que el artista denuncia y para ello reproduce y se sirve de las "condiciones de explotación" que dice denunciar, convirtiéndose él mismo en un "explotador" más. Creo que la ética debe interrogarnos en ese tipo de casos. Podríamos pensar cuál es el salto ontológico que le cabe a la obra para ir más allá de la mera reproducción de una conducta social cuestionable y como tú dices, conocida por todos.
Tengo la sensación de que el mercado ha creado unas reglas de juego que impiden que muchos artistas tengan buenas ideas en ocasiones, buena técnica en otras o ambas cosa, jamás puedan tener visibilidad. Por ejemplo, los grandes formaros (si no haces algo enorme eres un paria) son inaccesibles a la mayoría de los artistas. Hacer una instalación en la que contratas a personas requiere un cierto capital del que no dispone mucha gente (realmente son pequeñas obras de teatro, de corta dura que jamás serán rentables) Yo pinto y dibujo en formatos pequeños, pues lo que me gusta es el proceso de creación en si y, la verdad, no necesito vender porque tengo la vida resuelta. Pero mi situación no es la habitual El mercado ha creado sus barreras para que lo que se venda sea un coto de caza cerrado apto solo para los elegidos. En mi opinión, el resto son historias.
Buen tema, saludos desde Manabí! La verdadera obra de arte es el despilfarro del estado en acciones inútiles. Es la verdadera representación del sitema.
Buen día Rafael. Muy interesante escuchar la posición de esta autora. Creo que la palabra "ética", vinculada a la producción artística contemporánea, no ha sonado en su epílogo pero sin embargo me resonó todo el tiempo. Algo que agregaría con respecto a las producciones del español Santiago Sierra es que el artista denuncia y para ello reproduce y se sirve de las "condiciones de explotación" que dice denunciar, convirtiéndose él mismo en un "explotador" más. Creo que la ética debe interrogarnos en ese tipo de casos. Podríamos pensar cuál es el salto ontológico que le cabe a la obra para ir más allá de la mera reproducción de una conducta social cuestionable y como tú dices, conocida por todos.
Tengo la sensación de que el mercado ha creado unas reglas de juego que impiden que muchos artistas tengan buenas ideas en ocasiones, buena técnica en otras o ambas cosa, jamás puedan tener visibilidad.
Por ejemplo, los grandes formaros (si no haces algo enorme eres un paria) son inaccesibles a la mayoría de los artistas. Hacer una instalación en la que contratas a personas requiere un cierto capital del que no dispone mucha gente (realmente son pequeñas obras de teatro, de corta dura que jamás serán rentables)
Yo pinto y dibujo en formatos pequeños, pues lo que me gusta es el proceso de creación en si y, la verdad, no necesito vender porque tengo la vida resuelta. Pero mi situación no es la habitual
El mercado ha creado sus barreras para que lo que se venda sea un coto de caza cerrado apto solo para los elegidos. En mi opinión, el resto son historias.
Lo leído por ti del libro de Marie, difiere muy poco de lo que Avelina o Villaran proclaman. Que cosas.
Me di más de esta autora, por lo menos no vive del negocio
Este tiene muy buena pinta...
Buen tema, saludos desde Manabí! La verdadera obra de arte es el despilfarro del estado en acciones inútiles. Es la verdadera representación del sitema.