El esoterismo -- Lanza en ristre (II) | Pura Virtud

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  • Опубліковано 10 вер 2024
  • Vuelven los caballeros de Lanza en Ristre (a saber: Sebastián Porrini, Juan Castro y Guillermo Mas Arellano) para hablar, en este caso, del esoterismo, partiendo de un conocimiento riguroso y alejado de palabrería y de sincretismo.
    ¿Qué es el Caos? Un aborto de la totalidad y una transvaloración de todos los valores. ¿En qué consiste la estética contemporánea? En un conjunto de relatos sobre el Apocalipsis escritos después del Apocalipsis. Porque, como escribiera Don DeLillo, “Seguimos inventando relatos del fin”. Aunque nosotros seamos ya sus hijos. Después de la posmodernidad, toda ilusión de orden sólo puede ser vivida como una imposición arbitraria o caprichosa al desorden del prójimo. En un Apocalipsis sin Apocalipsis final, hablar de Dios o de Absolución es el mayor ejercicio de sadismo concebible.
    En el principio era el Caos. Después la Naturaleza concibió al hombre, que cayó en la Historia, desarrollando entonces la Palabra, como respuesta al enigma abierto que entraña la (auto)conciencia. Como animal divino, el hombre se encuentra la mayor parte del tiempo condenado a la experiencia de la inmanencia; pero es justamente en el límite, en la travesía que sobrepasa y transgrede, donde hace su aparición la realidad trascendente que emana de lo concreto. El mecanismo por el cual lo mundano se eleva hasta alcanzar lo sacro es apenas un gesto: la imaginación. Es la imaginación, pues, quien tiene la capacidad de sacarnos de nuestra realidad habitual: lo que en la mayoría de los casos es simple escapismo, en otros alcanza una categoría trascendente. También hay un Orden en el Caos: eso que Jung llamaba sincronicidades. Destellos de Sentido percibidos en Tinieblas.
    La imaginación permite lo insólito: despertar a la trascendencia, ensanchar nuestra conciencia y elevar el espíritu. La visión de la realidad que tenemos puede pretenderse universal pero está condenada a ser personal. A un tiempo común y concreta. Aquello que Jean Gebser llamaba “lo perspectívico” y que se desarrolló especialmente a partir del Renacimiento. La imaginación permite concebir un hombre luminoso, transparente incluso, tal y como apunta Gebser: “Se trata, por lo tanto, de hacer transparente a todo el ser humano y no de la mera descripción de las distintas estructuras de la conciencia que se ensamblan entre sí y que constituyen al hombre”.
    Sólo la imaginación, con su ansia de totalidad, nos habilita para realizar dicha expansión. Podemos imaginar un dios situado fuera de lo profano; incluso podemos imaginar un mundo divino más allá de las brutales leyes de la naturaleza; más eso no significa que su existencia pueda ser real. Hay un tipo de locura social donde esas fantasías sí que están aceptadas: el relato exotérico que vertebra la tribu. La mitología. Algo que desde un punto de vista esotérico adquiere un tinte irreal, necesariamente ficticio, para revelar un sentido más profundo: la posibilidad de abandonar momentáneamente la conciencia propia para sumergirse mejor en un tipo de conciencia atemporal. Otro tipo de fantasía que no es religiosa ni exotérica sino mística y esotérica: una intimidad orgiástica que nos pone en contacto con lo sagrado. Despertando el espíritu y elevando su ánimo. Es la fiesta, dentro de la cual tiene lugar el angustioso sacrificio, representado poéticamente en la tragedia, que es su negación, donde se escenifica por medio de la representación la destrucción del exceso. De esa forma el orden social mantiene su apariencia incólume frente al peligro del Caos, del Afuera y de la Alteridad.
    Enlace al artículo completo: angulomuerto.c...
    #Esoterismo #Hermetismo #Simbolismo

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