Erwin Schulhoff: Fünf Stücke für Streichquartett - Ruysdael Kwartet

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  • Опубліковано 27 лис 2024

КОМЕНТАРІ • 11

  • @ericdevaughn5941
    @ericdevaughn5941 5 місяців тому

    Great performance if a great work. Love it Love it. Glad to there is at least one performance. They bring this music breath and life. A pleasure to hear.

  • @trijezdci4588
    @trijezdci4588 8 років тому +5

    Marvellous. Many quartets disappoint when playing this, all too often they don't bring out the pain and the energy of the pieces. Not so these guys. They did their homework. Bravo!

  • @jefffunfstuck4625
    @jefffunfstuck4625 2 роки тому +2

    Fantastic!

  • @klausbaden
    @klausbaden 9 років тому +2

    Fantastisch!! Musik und Wiedergaben gleichermaßen.

  • @artofmusic303
    @artofmusic303 8 років тому +6

    A composer who really should be more well known.

    • @jaidentyson2984
      @jaidentyson2984 3 роки тому

      I guess im randomly asking but does anyone know of a way to log back into an Instagram account??
      I somehow lost the password. I appreciate any help you can give me

    • @juliusnixon63
      @juliusnixon63 3 роки тому

      @Jaiden Tyson Instablaster =)

  • @Enlimdr
    @Enlimdr 10 років тому +2

    Great stuff !

  • @AlenIlijic
    @AlenIlijic 6 років тому

    Fantastic performance, that is.

  • @RuisdaelMarques
    @RuisdaelMarques 8 років тому

    Fantástico, parabéns pelo trabalho, vocês são extraordinários.

  • @pedroa.cantero9449
    @pedroa.cantero9449 7 років тому +3

    Richard Grunberger en su Historia social del Tercer Reich da cuenta de la importancia acordada por el nacismo a la música en estos términos: «A partir del momento de la toma del poder, el régimen bañó el país en música como en un líquido fetal». Pero, si esta frase lapidaria da cuenta del poder impregnador de una tiranía, el capítulo específico sobre este tema se inicia con un párrafo aún más significativo. «No es casual el hecho de que Thomas Mann, en Dr. Fausto, novela en la que se propone describir el alma alemana, eligiera como protagonista a un compositor, Leverkuhn. Desde hacía mucho tiempo, la música había sido especialmente apreciada por los alemanes, hecho en el que los teutomaníacos vieron la prueba de la sublime elevación del alma nacional, mientras que los escépticos relacionaban la excelencia de algunas naciones en el arte sin palabras con su aceptación de la tiranía» (1971: 428 ). Pero no hay narración más brutal sobre el empleo de la música por el nacismo para aniquilar el espíritu que el pasaje que le dedica Primo Levi en el primer volumen de su Trilogía de Auschwitz. «Cuando llega la distribución del pan, se oye lejana, más allá de las ventanas, en el aire oscuro, la banda que empieza a tocar: son nuestros compañeros sanos que salen al trabajo en formación. Desde el Ka-Be no se oye bien la música: llega asiduo y monótono el martilleo del bombo y de los platillos, pero sobre su trama las frases musicales se dibujan tan solo a intervalos, a capricho del viento. Nosotros nos miramos unos a otros desde las camas, porque todos sentimos que esta música es infernal. Los motivos son pocos, una docena, cada día los mismos, mañana y tarde: marchas y canciones populares que les gustan a todos los alemanes. Están grabadas en nuestras mentes, será lo último del Lager que olvidemos: son la voz del Lager, la expresión sensible de su locura geométrica, de la decisión ajena de anularnos primero como hombres para después matarnos lentamente» (Si esto es un hombre, 1987: 54 ). Nada extraño pues que la ceguera del régimen condenara aquella otra música de características traviesas, considerándola degenerada tanto por su rebeldía como por su liviandad, incluso haciendo pagar con su vida a los autores que las imaginaron. Este fue el caso de Erwin Schulhoff que amén de músico innovador reunía las lacras de ser judío, comunista y marica. Estas cinco piezas para cuarteto de cuerdas son un ejemplo consumado de su arte. Arte que Jean-Marc Warszawski describe así: «[…] de un gran dominio de escritura, la música de Erwin Schulhoff convoca todas las curiosidades de su tiempo, desde las músicas populares a las provocaciones dadaístas, como con la Sinfonía erótica, pasando por el interés hacia la música antigua y la atonalidad, todo aquello que tiende a sacar a la música del romanticismo. Erwin Schulhoff puede también aparecer como precursor, con In futurum de 1919 (extracto de los “5 Pittoresken”), una pieza de piano escrita exclusivamente con silencios, la integración del jazz, o una pieza para percusiones, la “Schädeltanz”, en el ballet Ogelala en 1925» . Fünf Stücke Für Streichquartett engarza cinco piezas de conexiones estilísticas diversas, que a modo de muestrario de la maestría de Schulhoff, ofrece un abanico de ritmos populares “desenfadados”, como el tango, la tarantela, el vals vienés o el cante jondo. El conjunto se estrenó el 8 de agosto de 1924 durante la International Society for New Music Festival de Salzburgo, y se dedicó a Darius Milhaud. ¡Tiempos aquellos de bonanza!