Solsticio Libertango

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  • Опубліковано 19 жов 2024
  • Sentado, disfrutaba de la melodía mientras los rayos del sol se filtraban entre las copas de los árboles. El sonido del bandoneón, en este caso, oboe y cuerdas, resonaba en el aire, acompañado por el suave murmullo del agua de la riega Merderu, y el canto de los pájaros. Era una sinfonía perfecta, una fusión mágica entre la música y la naturaleza.
    Nestor Piazzola, el reconocido compositor argentino, nunca imaginó que su creación, Libertango, encontraría un escenario tan idílico en el bosque de Caleao. Pero allí estaba, interpretada por hábiles músicos que se habían reunido para celebrar el solsticio de verano. El público, emocionado, disfrutaba cada nota, dejándose llevar por la pasión y el ritmo de la música.
    El lugar de La Riega La Faya, transformado en auditorio, con su escenario y sus bancos, con su exuberante vegetación y su aire puro, se había convertido en un destino irresistible, conociendo experiencias anteriores, para los amantes de la música y la naturaleza. Mas de cien personas se habían congregado para presenciar este espectáculo único, formando parte de una experiencia que trascendía lo terrenal.
    A medida que la melodía avanzaba, el bosque parecía cobrar vida. Los árboles danzaban al compás de la música, moviéndose al ritmo de cada nota. Los susurros del viento se mezclaban con las vibraciones de los instrumentos, creando una sinfonía natural que se entrelazaba con el Libertango de Piazzola.
    El público, hipnotizado por la magia del momento, se sumergía en un estado de éxtasis musical. Las sonrisas se dibujaban en sus rostros y los aplausos retumbaban en el bosque. Era un homenaje a la naturaleza, a la música y al talento de Nestor Piazzola, en este caso interpretado de forma magistral por el cuarteto Sibilis, bajo la batuta de Juan A. Ferriol
    En el bosque de Caleao, el Libertango encontró su hogar perfecto. La belleza del entorno se unió a la pasión y el virtuosismo de los músicos, creando una experiencia única e inolvidable para todos los presentes. Y así, en la clausura del solsticio de verano, la música resonó en los corazones de quienes presenciaron aquel concierto mágico en el bosque de Caleao. Si encima te invitan a una buena cerveza, la dicha es completa.

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