Vacunando puerta a puerta en Chuquisaca, Bolivia.

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  • Опубліковано 15 вер 2024
  • Entre fines de marzo y agosto de 2020, el municipio de Sucre, en Bolivia, vivió un estricto confinamiento por la pandemia de Covid-19. Esta situación afectó a todas las actividades en todos los ámbitos incluidas las de salud. En septiembre, cuando lo peor de la pandemia pasó, las actividades se reiniciaron y también las preocupaciones emergieron.
    “No podíamos ni dormir pensando que durante cinco meses no vacunamos lo suficiente en nuestro municipio”, recuerda Wilma Rodríguez, responsable del programa estatal de vacunación en Sucre. Los fantasmas de viejos males como la Polio, el Sarampión o la Difteria alimentaron los temores de los responsables de vacunación en el municipio capitalino. Había miles de niños y niñas menores de cinco años que sin las vacunas estaban expuestas a enfermedades que hace 50 años devastaban a la población infantil.
    Con el miedo generado por la pandemia, las madres de familia no se acercaron a los centros de salud ni hospitales para la vacunación. El temor al contagio era demasiado grande y coincidía con el pico más alto de la enfermedad que se llevó la vida de más de 500 personas en Sucre.
    “¿Qué hacemos? nos preguntamos entre las colegas que somos responsables de la vacunación”, recuerda Wilma Rodríguez. Ante esa situación se propuso ir casa por casa con brigadas de vacunadores. Es así que desde el 28 de septiembre de 2020 comenzó una intensa campaña de vacunación casa por casa en el municipio de Sucre, con 70 brigadas de médicos y enfermeras que hasta el 20 de noviembre vacunaron a más de 22 mil personas.
    Al inicio de la campaña, especialmente en barrios populares habitados por migrantes campesinos, las brigadas tuvieron que afrontar el rechazo de las personas que pensaron que se trataban de brigadas Covid-19. Una reacción generada por desinformación y por el temor a la discriminación que se vivió cuando se identificaron casos de la enfermedad en los domicilio. “Tuvimos que utilizar diversas estrategias entre ellas vestir con mandiles blancos”, relata Tania Arandia, jefa de enfermeras de la Red de Salud 1 del municipio de Sucre.
    Pese a las dificultades iniciales, la intensa actividad de vacunación ha permitido que tanto personal de salud como madres de familia puedan tener tranquilidad por la niñez en un año que será difícil de olvidar.

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