"a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole" Hechos 2:23 "para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera." Hechos 4:28 "¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?" Mateo 26:53,54
Pilato sabía en su corazón que Jesús era inocente, pero tuvo más influencia del enemigo que entregó a Jesús para ser juzgado, gracias por los puntos claves 🙌🏻
Apelando a la compasión del gentío, Pilato parece buscar alguna forma de liberar a Jesús. Lo saca con la corona de espinas y el manto púrpura. La escena, no comentada por Juan, muestra a Jesús cubierto en son de burla con un traje real, y al gobernador dirigiéndose a la gente con las palabras: “¡He aquí el hombre!” (Juan 19:5). Esto recuerda al lector las palabras de Juan el Bautista en Juan 1:29: “¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”
"a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole"
Hechos 2:23
"para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera."
Hechos 4:28
"¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?"
Mateo 26:53,54
Tremendo versculo
Pilato sabía en su corazón que Jesús era inocente, pero tuvo más influencia del enemigo que entregó a Jesús para ser juzgado, gracias por los puntos claves 🙌🏻
Apelando a la compasión del gentío, Pilato parece buscar alguna forma de liberar a Jesús. Lo saca con la corona de espinas y el manto púrpura. La escena, no comentada por Juan, muestra a Jesús cubierto en son de burla con un traje real, y al gobernador dirigiéndose a la gente con las palabras: “¡He aquí el hombre!” (Juan 19:5). Esto recuerda al lector las palabras de Juan el Bautista en Juan 1:29: “¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”