La cardiopatía isquémica o también llamada cardiopatía coronaria tiene una incidencia elevada causando el 15,9% de todas las muertes a nivel mundial (Verschueren, et. al., 2018). En Colombia, por su parte, de acuerdo con el informe sobre enfermedades crónicas del Instituto Nacional de Salud de Colombia, los hombres tienen mayor riesgo de desarrollar y morir por enfermedad isquémica del corazón en comparación con las mujeres (Jaramillo-Jaramillo & Zambrano-Chaves, 2018). Según Lemos, Acosta & Agudelo (2015), la cardiopatía isquémica es un término que agrupa diferentes síntomas distinguidos por un desequilibrio entre la oferta y la demanda de oxígeno en el miocardio, producida por una disminución en el flujo sanguíneo a través de las arterias coronarias. Este proceso es conocido como arteriosclerosis, el cual comienza tempranamente en la vida y se desarrolla progresivamente a lo largo de los años. Tiene tres formas de manifestarse: la angina de pecho; el síndrome coronario agudo (SCA), que incluye el infarto agudo de miocardio (IAM) y la angina inestable; y la muerte súbita por paro cardíaco.
En el modelo biopsicosocial, la salud es entendida como la atención que se caracteriza por la interacción entre el proceso biológico y los factores psicológicos y sociales (Belenguer et al., 2009). Es por esto que es sumamente importante estudiar los factores psicológicos para entender al ser humano de una manera más holística. Entre los factores psicológicos y sociales que pudimos hallar en la cardiopatía isquémica se encuentran: La posición socioeconómica (Albus, 2010), ya que se ha reportado que las personas con altos y bajos niveles de ingreso se diferencian en los patrones de consumo de comida poco saludable, cigarrillos, alcohol y uso de drogas ilícitas, Otros factores que también influyen en el funcionamiento cardiovascular son : la obesidad, el consumo repetitivo de grasas, la poca realización de ejercicio físico y el sedentarismo (Stringhini et al., 2010). Por otro lado, se ha encontrado que la ansiedad, la depresión, el estrés y la ira han sido estados emocionales comunes en las personas con alguna enfermedad cardiovascular (Dickens, 2015) y además de que estos incrementan el riesgo de un incidente cardiovascular en personas saludables y en aquellas con antecedentes cardiovasculares previos (Denollet & Pedersen, 2009; Smith & Blumenthal, 2011).
En la intervención psicológica para ECV por lo general se trabajan aspectos tales como la psicoeducación, técnicas de relajación, tratamiento cognitivo conductual, reestructuración cognitiva y habilidades de afrontamiento. Estas con la finalidad de promover los autocuidados, la corresponsabilidad y la autonomía de los pacientes con cardiopatía Isquémica, y a su vez mejorar su calidad de vida, permitiendo que el paciente continúe con sus actividades de la vida diaria adaptándolas a su situación, además de brindarles una guía personalizada en actividades y hábitos más saludables y disminuir en la medida de lo posible recaídas y complicaciones.
Palabras clave: CARDIOPATÍA ISQUÉMICA; FACTORES PSICOLÓGICOS; FACTORES SOCIALES; INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA.
BIBLIOGRAFÍA
o Albus, C. (2010). Psychological and social factors in coronary heart disease. Annals of medicine, 42(7), 487-494.
o Belenguer, R., Ramos, M., Siso, A. & Rivera, J. (2009). Clasificación de la fibromialgia. Revisión sistemática de la literatura. Rev. Reumatología Clínica, 5(2), 55-62. doi: 10.1016/j.reuma.2008.07.001
o Denollet, J. y Pedersen, S. S. (2009). Anger, depression, and anxiety in cardiac patients: the complexity of individual differences in psychological risk. Journal of the American College of Cardiology, 53 (11), 947 - 949. doi:10.1016/j.jacc.2008.12.006
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