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Cátedra Antonio Díaz
Argentina
Приєднався 22 жов 2020
Canal de la Cátedra Antonio Díaz, para el estudio y la búsqueda de consistencia entre las ideas y la arquitectura
Universidad de Buenos Aires / Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Universidad de Buenos Aires / Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Entrevistas a protagonistas del Taller Tony Díaz, fragmentos
La enseñanza de la Arquitectura en la apertura democrática argentina: el caso del Taller Tony Díaz (1984-1989). Metodología y legado
Entrevistas a profesores y alumnos del Taller Tony Díaz (en orden de aparición):
1. Yanz Poli, adjunto Diseño 1, 1984-88
2. Gabriel Feld, adjunto Diseño 2, 1984-86
3. Luis Ibarlucía, adjunto Diseños 3, 4 y 5, 1984-88
4. Claudia Santaló, Jefa Trabajos Prácticos Diseño 1, 1984-88
5. Carlos Rabinovich, alumno Diseño 4, docente Diseño 5
6. Polo Jaimes, alumno Diseños 1, 2 y 5, 1984-85 y 1988
7. Sergio Forster, alumno Diseño 4, 1984
8. Jorge Pieretti, docente Diseño 1, 1984-85
9. Mariano Clusellas, alumno Diseños 1 y 2, 1984-85
Fragmentos
Entrevistas a profesores y alumnos del Taller Tony Díaz (en orden de aparición):
1. Yanz Poli, adjunto Diseño 1, 1984-88
2. Gabriel Feld, adjunto Diseño 2, 1984-86
3. Luis Ibarlucía, adjunto Diseños 3, 4 y 5, 1984-88
4. Claudia Santaló, Jefa Trabajos Prácticos Diseño 1, 1984-88
5. Carlos Rabinovich, alumno Diseño 4, docente Diseño 5
6. Polo Jaimes, alumno Diseños 1, 2 y 5, 1984-85 y 1988
7. Sergio Forster, alumno Diseño 4, 1984
8. Jorge Pieretti, docente Diseño 1, 1984-85
9. Mariano Clusellas, alumno Diseños 1 y 2, 1984-85
Fragmentos
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Gracias Eva y Ricardo, muy linda oportunidad para volver a escucharlos y aprender de su trabajo. Un abrazo!!
Sobre el asunto de la Realidad: el mismo Juan en 2002 hizo una cuidadosa introducción a una muestra de arquitectura emergente de Buenos Aires y la introdujo con una cita de Juan José Saer: "Hay tantos realismos como épocas y tantas realidades como personas". La cito a continuación, porque creo que complementa muy bien ese lindísimo tramo de la conversación: "ARQUITECTURA DE BUENOS AIRES. ENERO 2002 Hay tantos realismos como épocas y tantas realidades como personas. JUAN JOSÉ SAER …..y entonces desapareció la posibilidad de continuar haciendo arquitectura como siempre, basada en el confortable esquema cliente-solar-programa-presupuesto. Algunos, los mas mayores, difícilmente reciclables , tuvieron que perfeccionar su agresividad en una huida hacia delante en pos de la importación de modelos que apenas tenían que ver con sus habilidades. Años atrás habían sido los responsables de la normalización de la herencia moderna, fundado revistas, extendido el gusto por la teoría y luchado contra el caciquismo. Una burguesía culta y orgullosa les había dado cobijo y confiado la construcción de su imagen, pero nada de eso quedaba ya. Sin embargo junto con el precio del sacrificio, asumieron responsabilidades académicas y escondieron sus inquietudes en la Universidad convertida así en una reserva intelectual a la espera de tiempos mejores… Gracias a su magisterio, los más jóvenes, ya enterados de que la arquitectura no vendría hacia ellos, que deberían ir a buscarla donde nunca antes había estado, se dispusieron a redefinir sus objetivos, poner a punto nuevos instrumentos y reinventar sus programas. Porque para ellos, ejercer esta disciplina se tornó en la travesía de un árido territorio inexplorado para la que cualquier equipaje innecesario o caduco supone un lastre del que deshacerse. Allí, el mayor esfuerzo sería precisamente detectar las oportunidades para que la arquitectura pueda ocurrir, para que un nuevo tipo de arquitecto encuentre la sintonía necesaria con un medio cuya inestabilidad es precisamente el origen de todas sus potencias. La arquitectura reciente argentina vive polarizada entre estas dos generaciones, la de los abuelos sin hijos y la de los nietos huérfanos que aquí se presenta, presidida por la que falta entre ellas, la que aniquiló la dictadura creando un vacío que afecta a todos los entornos creativos y de pensamiento del país. Momentos así han sido frecuentes en las últimas décadas (la Inglaterra de la posguerra en los 60, la España de la transición en los 80…). En todos ellos, renunciar a las maneras de hacer establecidas, a cualquier intento desesperado por mantener unos recursos inadecuados, encontrar en el trabajo sin certezas una cierta excitación con la que combatir el miedo a lo desconocido, fue el proceso más difícil. Está claro que la Arquitectura argentina de las últimas décadas podría añadirse a esta lista pero hay algo más. Los descubrimientos vitales referentes a la inestabilidad del mundo y las personas junto con las nuevas y desconcertantes realidades que genera el cambio permanente, son parte de su historia. Buenos Aires es en si misma una ciudad de fragmentos importados, de vidas importadas, en la que cada persona aporta una historia única hasta construir un pueblo de nómadas solitarios. Las noticias que hoy nos llegan corroboran implacablemente esta afirmación construyendo un nuevo escenario que hace imposible (casi absurdo) hablar de lo que estaba pasando allí hace apenas unos años. Superado el periodo de las sucesivas dictaduras, podíamos identificar la primera generación de arquitectos que ha viajado por las escuelas y los estudios del mundo entero atesorando una riquísima mezcla de referencias vitales, para regresar a construir, enseñar y pensar en un país que vivía con ansiedad su sueño democrático y de prosperidad a pesar del sistemático desmantelamiento de su sistema operativo. Ser arquitecto hoy en Argentina, y más aún con menos de cuarenta años, exige una disposición para el desplazamiento permanente, para negociar la convivencia de biografías complejas e identidades dispares en permanente suspensión, para evitar la esquizofrenia entre la nostalgia de un pasado irrecuperable y un futuro impredecible en el que nada será nunca más para siempre. Esta compleja fragilidad y la reducida escala de las oportunidades en la que se mueve el ejercicio de la arquitectura son sus cualidades más exigentes. Resulta imposible acomodarse en ningún nicho estable. Clientes precarios, proyectos abortados, obras interrumpidas, recursos técnicos y económicos limitados, confusión y contradicciones constantes hacen de este medio una amalgama constituida por innumerables piezas pequeñas rebosantes de energía que obligan a saltar permanentemente de una cosa a otra. Una amalgama constituida también por ese conjunto de individualidades que constituyen los arquitectos aquí reunidos. No son un grupo organizado, más bien un entretejido de relaciones persona-persona que recuerda con precisión a la máquina de guerra a la que aludían Deleuze y Guattari en su “Tratado de Nomadología”. Un fenómeno capaz de socavar los cimientos de la disciplina con una estrategia infecciosa de coincidencias y competencias en una hiperactividad envidiable que no solo abarca la persecución cuando no la invención del encargo sino también el compromiso académico (la Universidad como metáfora del mundo en la que destruir jerarquías y ensayar procedimientos) y el teórico. De hecho, puede afirmarse sin reparos que todo lo valioso que se produce en el terreno de la discusión, todas las revistas o empresas críticas no exentas de amateurismo, incluso el rescate y reconocimiento de los nombres olvidados, parten de iniciativas que involucran a esta generación. Dueños indiscutibles del pulso contemporáneo, conscientes de lo poco que la arquitectura puede exigir y ofrecer en un medio hostil, desempeñan con inexplicable optimismo su afán polemista y su decidida necesidad de producir. Así parece verificarse que cuando las dificultades fuerzan a que solo cuente lo material, la literatura o el cine pueden recurrir a la fantasía como antídoto, las artes plásticas pueden tornarse delirantes, pero la arquitectura se aferra a unos pocos elementos para dejar sus huellas construidas a cualquier precio. Hay en estos trabajos una condición específica ajena a la escala y a las limitaciones que cada uno debe sortear. Me refiero al empeño por construir estas arquitecturas como máquinas sensoriales, objetos interpuestos entre el sujeto y su mundo. Cada oportunidad es desbordada por la confianza en la capacidad de la arquitectura para percibir la realidad, describirla a su través, desarrollar una postura crítica negociada, y en todo ello procurar una experiencia real. La inmediatez técnica o constructiva con que este proceso se presenta en no pocos casos puede tener una raíz económica o de urgencia pero se constituye en valor experimental y es entonces cuando desborda las condiciones contextuales para tornarse útil a cualquiera. Percibido desde un medio hiperteorizado, casi autista respecto de su entorno real, como el desarrollado en las grandes universidades estadounidenses, o visto desde la comodidad de una Europa que ofrece a los arquitectos sus administraciones como gran cliente, en esta aventura de un centenar de jóvenes (¿) arquitectos argentinos podemos aislar fenómenos desaparecidos o debilitados en otros lugares como puede ser la naturalidad de la práctica interdisciplinar, los escapes y simultaneidad hacia otros campos creativos o la indiferencia en cuanto al tamaño o carácter efímero de las realizaciones -todo permite sentirse arquitecto pleno- haciendo con las propias manos si es necesario, dando la impresión de que también los viejos prejuicios caen cuando las necesidades son primarias y compartidas. Solo pediríamos que el ensimismamiento, la autocomplacencia o -peor aún- la incapacidad del sistema para identificar el potencial social y político oculto tras estos trabajos, no debiliten su potencial creativo o conviertan su entorno en un gheto más en el que todo esfuerzo se torne inútil. Desgraciadamente, cuando tanta energía parecía estar lista para dar un salto definitivo en la construcción de un nuevo país, todo parece escurrirse entre los dedos de nuevo y quizás asistamos a una nueva diáspora de arquitectos argentinos por el mundo. Solo nos queda desear que nada se pierda. Juan Herreros Madrid, Enero 2002" Siempre ha sido (y sigue siendo) un placer reconocer la sensibildad de Juan para distinguir las singularidades y las relevancias emergentes del pulso de lo actual...
Muchas gracias por organizarla y compartirla. Muy interesante y preciso: Juan siempre transmite con mucha claridad ideas muy relevantes y pertinentes para hacer más consistente el campo de saber de la arquitectura. Un abrazo desplazado en el tiempo y la distancia para Juan, Carlos y Luciana!
Polo, un valioso viaje, para mí, lleno de sentimientos y recuerdos. abrazo. Jujo.
Muchas gracias Zaida, Claudia, Nadia y Tamara. Los cupos (o cuotas) son fundamentales. En las estructuras docentes y de gobierno de las instituciones debemos analizar muy seriamente implementar políticas de igualdad de género con cupos en todos los niveles (es muy difícil hacerlo para titulares si no lo hicimos antes con ayudantes, ni con decanxs si no lo hicimos con consejerxs). No vamos a llegar a situaciones de equidad sin forzar la escena: como efectivamente señala Zaida los privilegios no se abandonan (por comodidad o -como señala Tamara- por efectos inconcientes). Asimismo hay que revisar las condiciones de competencia. En algunos marcos académicos de otros países los antecedentes académicos deben incluir un análisis particular de los períodos afectados a maternidad, porque está claro que paternidad y maternidad no se transitan de manera equivalente de hecho, y en esos intervalos debiera considerarse que las aspirantes mujeres se encuentran en desventaja competitiva de acumulación de antecedentes frente a los aspirantes masculinos. Hay mucho para hacer. Las cátedras podemos tomar la iniciativa. Saludos!
Gracias a Zaida, a Claudia y a la Cátedra Antonio Díaz por este diálogo, en muchos aspectos, esclarecedor. Elio Martuccelli, Lima-Perú.