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Manuel López
Spain
Приєднався 14 лис 2011
Poemas, relatos y audiolibros en lengua española
Carlos Ruiz Zafón: Leyenda de navidad
Voz: Manuel López Castilleja
Música: Vivaldi_L'estro armonico Concerto 10 in B minor
UA-cam.com
Hubo un tiempo en que las calles de Barcelona se teñían de luz de gas al anochecer y la ciudad amanecía rodeada de un bosque de chimeneas que envenenaba el cielo de escarlata. Barcelona se asemejaba por entonces a un acantilado de basílicas y palacios entrelazados en un laberinto de callejones y túneles atrapados bajo una bruma perpetua de la cual sobresalía una gran torre de ángulos catedralicios, aguja gótica, de gárgolas y rosetones en cuyo último piso residía el hombre más rico de la ciudad, el abogado Eveli Escrutx.
Cada noche su silueta podía verse perfilada tras las láminas doradas del ático, contemplando la ciudad a sus pies como un sombrío centinela. Escrutx había hecho ya fortuna en su primera juventud defendiendo los intereses de asesinos de guante blanco, financieros indianos e industriales de la nueva civilización del vapor y los telares. Se decía que las cien familias más poderosas de Barcelona le pagaban una anualidad exorbitante para contar con su consejo, y que toda suerte de estadistas y generalifes con aspiraciones de emperador hacían procesión para ser recibidos en su despacho en lo alto de la torre. Se decía que no dormía nunca, que pasaba las noches en vela contemplando Barcelona desde su ventanal y que no había vuelto a salir de la torre desde el fallecimiento de su esposa treinta y tres años atrás. Se decía que tenía el alma apuñalada por la pérdida y que detestaba todo y a todos, que no le guiaba más que el deseo de ver al mundo consumirse en su propia avaricia y mezquindad.
Escrutx no tenía amigos ni confidentes. Vivía en lo alto de la torre sin otra compañía que Candela, una criada ciega de la que las malas lenguas insinuaban que era medio bruja y vagaba por las calles de la Ciudad Vieja tentando con dulces a niños pobres a los cuales no se volvía a ver. La única pasión conocida del abogado, amén de la doncella y sus artes secretas, era el ajedrez. Cada Navidad, por Nochebuena, el abogado Escrutx invitaba a un barcelonés a reunirse con él en su ático de la torre. Le dispensaba una cena exquisita, regada con vinos de ensueño. Al filo de la medianoche, cuando las campanadas repiqueteaban desde la catedral, Escrutx servía dos copas de absenta y retaba a su invitado a una partida de ajedrez. Si el aspirante vencía, el abogado se comprometía a cederle toda su fortuna y propiedades. Pero si perdía, el invitado debía firmar un contrato según el cual el abogado pasaba a ser el único propietario y ejecutor de su alma inmortal. Cada Nochebuena.
Candela recorría las calles de Barcelona en el carruaje negro del abogado en busca de un jugador.
Mendigos o banqueros, asesinos o poetas, tanto daba.
La partida se prolongaba hasta el alba del día de Navidad. Cuando el sol de sangre se recortaba al amanecer sobre los tejados nevados del barrio gótico, invariablemente, el oponente comprendía que había perdido el desafío. Salía a las frías calles con lo puesto mientras el abogado tomaba un frasco de cristal esmeralda y anotaba el nombre del perdedor sobre él para añadirlo a una vitrina que contenía decenas de idénticos frascos.
Cuentan que aquella Navidad, la última de su larga vida, el abogado Escrutx envió de nuevo a su Candela de ojos blancos y labios negros a recorrer las calles en busca de una nueva víctima. Una ventisca de nieve se cernía sobre Barcelona, sus cornisas y terrados niquelados de hielo. Bandadas de murciélagos aleteaban entre los torreones de la catedral y una luna de cobre candente se derramaba sobre los calle-jones. Los corceles negros que tiraban del carruaje se detuvieron en seco al pie de la calle del Obispo, sus alientos de escarcha atemorizados. La silueta emergió de entre la tiniebla, fundida al blanco de la nieve en su largo velo de novia portando un manojo de rosas rojas en la mano. Candela se sintió embriagada por su perfume y la invitó a subir al carruaje. Quiso palpar su rostro, pero solo acertó a encontrar hielo y labios húmedos de hiel. La condujo a la torre, que por entonces se alzaba sobre las ruinas de un antiguo camposanto junto a la calle Aviñón.
Cuentan que cuando el abogado Escrutx la vio, enmudeció y ordenó a Candela que se retirase. La invitada de aquella última Nochebuena se desprendió del velo y el abogado Escrutx, alma vieja y mirada cegada de amargura, creyó reconocer el rostro de su esposa perdida. Relucía de porcelana y carmín, y cuando Escrutx le preguntó su nombre se limitó a sonreír. Al rato se escucharon las campanas de medianoche y la partida dio comienzo. Dirían más tarde que el abogado estaba ya cansado, que se dejó vencer y que fue Candela, enloquecida de celos, la que prendió el fuego que habría de consumir la torre que trajo el alba de madrugada sobre los cielos púrpura de Barcelona.
Música: Vivaldi_L'estro armonico Concerto 10 in B minor
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Hubo un tiempo en que las calles de Barcelona se teñían de luz de gas al anochecer y la ciudad amanecía rodeada de un bosque de chimeneas que envenenaba el cielo de escarlata. Barcelona se asemejaba por entonces a un acantilado de basílicas y palacios entrelazados en un laberinto de callejones y túneles atrapados bajo una bruma perpetua de la cual sobresalía una gran torre de ángulos catedralicios, aguja gótica, de gárgolas y rosetones en cuyo último piso residía el hombre más rico de la ciudad, el abogado Eveli Escrutx.
Cada noche su silueta podía verse perfilada tras las láminas doradas del ático, contemplando la ciudad a sus pies como un sombrío centinela. Escrutx había hecho ya fortuna en su primera juventud defendiendo los intereses de asesinos de guante blanco, financieros indianos e industriales de la nueva civilización del vapor y los telares. Se decía que las cien familias más poderosas de Barcelona le pagaban una anualidad exorbitante para contar con su consejo, y que toda suerte de estadistas y generalifes con aspiraciones de emperador hacían procesión para ser recibidos en su despacho en lo alto de la torre. Se decía que no dormía nunca, que pasaba las noches en vela contemplando Barcelona desde su ventanal y que no había vuelto a salir de la torre desde el fallecimiento de su esposa treinta y tres años atrás. Se decía que tenía el alma apuñalada por la pérdida y que detestaba todo y a todos, que no le guiaba más que el deseo de ver al mundo consumirse en su propia avaricia y mezquindad.
Escrutx no tenía amigos ni confidentes. Vivía en lo alto de la torre sin otra compañía que Candela, una criada ciega de la que las malas lenguas insinuaban que era medio bruja y vagaba por las calles de la Ciudad Vieja tentando con dulces a niños pobres a los cuales no se volvía a ver. La única pasión conocida del abogado, amén de la doncella y sus artes secretas, era el ajedrez. Cada Navidad, por Nochebuena, el abogado Escrutx invitaba a un barcelonés a reunirse con él en su ático de la torre. Le dispensaba una cena exquisita, regada con vinos de ensueño. Al filo de la medianoche, cuando las campanadas repiqueteaban desde la catedral, Escrutx servía dos copas de absenta y retaba a su invitado a una partida de ajedrez. Si el aspirante vencía, el abogado se comprometía a cederle toda su fortuna y propiedades. Pero si perdía, el invitado debía firmar un contrato según el cual el abogado pasaba a ser el único propietario y ejecutor de su alma inmortal. Cada Nochebuena.
Candela recorría las calles de Barcelona en el carruaje negro del abogado en busca de un jugador.
Mendigos o banqueros, asesinos o poetas, tanto daba.
La partida se prolongaba hasta el alba del día de Navidad. Cuando el sol de sangre se recortaba al amanecer sobre los tejados nevados del barrio gótico, invariablemente, el oponente comprendía que había perdido el desafío. Salía a las frías calles con lo puesto mientras el abogado tomaba un frasco de cristal esmeralda y anotaba el nombre del perdedor sobre él para añadirlo a una vitrina que contenía decenas de idénticos frascos.
Cuentan que aquella Navidad, la última de su larga vida, el abogado Escrutx envió de nuevo a su Candela de ojos blancos y labios negros a recorrer las calles en busca de una nueva víctima. Una ventisca de nieve se cernía sobre Barcelona, sus cornisas y terrados niquelados de hielo. Bandadas de murciélagos aleteaban entre los torreones de la catedral y una luna de cobre candente se derramaba sobre los calle-jones. Los corceles negros que tiraban del carruaje se detuvieron en seco al pie de la calle del Obispo, sus alientos de escarcha atemorizados. La silueta emergió de entre la tiniebla, fundida al blanco de la nieve en su largo velo de novia portando un manojo de rosas rojas en la mano. Candela se sintió embriagada por su perfume y la invitó a subir al carruaje. Quiso palpar su rostro, pero solo acertó a encontrar hielo y labios húmedos de hiel. La condujo a la torre, que por entonces se alzaba sobre las ruinas de un antiguo camposanto junto a la calle Aviñón.
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Buenísima locución y producción 🎉
Hola
Soy el autor del poema. ¡Gracias por tan hermosa declamación! Me gustaría que declamase otro de los míos titulado Lágrimas de sangre.
muy buen video
gracias
Hermoso. Se agradece.
que bello
Errado, não é um conto de Gabriel Garcia Marquez e sim de todos os alunos da oficina de contos onde Gabriel dava aula, quase nenhuma participação do Gabriel. A composição final foi feita por uma das alunas.
Llamame Cora...❤
También en Pedro Páramo tiene frases memorables y poéticas. Juan Rulfo, simple y sencillamente el mejor escritor mexicano del México contemporáneo.
Ay señor, que historia tan antigua y tan moderna 😞
Gran poema. Maravilloso Teillier.
Si tuviera q elegir SOLO un cuento entre todo lo q he leido en mi larga vida, seria este. Leí a Buzzati hace años y este me fascinó siempre. Una gratisima alegria encontrar tu excelente lectura. Gracias 💙
2:38:50
¡Estupendo! Gracias por compartir😊
Excelente narración, una felicitación a la página.
Bueno, nos despedimos del Mochuelo con un pelín de tristeza pero contentos porque su historia más bonita no podría ser ❤ Gracias por esta preciosa narración.
"Por el Pozo se escapa el alma a lo hondo"...
Es lindo
Esta todo completo el cuento?
Muy buen relato y muy bien leído. Gracias!
Joya infravalorada 🙏
Pobre Matías 😢😢
Muy bueno🎉
Maravilloso Federico
Eso si, parece que falta el capitulo 21.....
Lo he publicado hoy. Un saludo
Te felicito por haber escogido ese libro para leernos, lo he disfrutado, conectándome a esa realidad que ya no existe, dejándome un sabor nostálgico de un pasado que ya no volverá. Muy buena tu lectura y ayuda a entrar de pleno en la historia. GRACIA
Precioso. Un poema muy íntimo y dulce Gracias por leerlo
Gracia tengo prueba mañana
X2
Olé
Muy buen poema y muy de mi preferencia
Gracias 👍 Gracias 👍 Gracias 👍
Lindo mensaje 👍💜❤️
Por favor, El conuco de Tio Conejo 🙏🐇
En Gabriel Garcia Márquez no habia Nieve... solo ese horrible tanato de un Caribe ignorante, caluroso y atrazado...que le quita mucho a su belleza natural.
Ejjejiiooe
hoy lo he leído 3 veces. Cheever en este cuento pide mucha atención al detalle de parte del lector
Menuda disyuntiva 😅
Hermoso, gracias.
Versión en balada Heavy Metal: ua-cam.com/video/B3nFgRw8u4U/v-deo.html
Muy bello, aunque triste
Triste pero muy bello
Estupenda lectura, muchas gracias por compartirla. Solamente una cosa: la foto que ilustra el vídeo es de Victoria Ocampo, la hermana de Silvina :)
Gracias por el apunte. Un saludo
Gracias por esta hermosa narración. Lo disfruto mas aún que si lo leyera ☺️
Estupenda lectura. Triste pero hermoso capítulo. Gracias
Belleza de poema.
Versión en Melodic Funeral Doom con voz femenina: ua-cam.com/video/pkubhOjrZ8c/v-deo.html
Gracias por el audio libro El profesor suplente, del escritor peruano Julio Ramón Ribeyro 😊
Este poema no es de Celaya. Es de Fermín Gainza.
Muchas gracias por la aclaración.
Muy bien declamado este poema del gran Neruda. He sido su admiradora desde hace muchísimos años. Me gusta la poesía y este Chileno era genial. Felicidades a usted. Un saludo desde México 🇲🇽