Estimados amigos y amigas.
No soy asiduo a publicar en redes sociales el día a día de mi trabajo dentro del ayuntamiento como alcalde. Y hoy va a ser la primera que vez que subo una intervención mía del pleno celebrado el pasado mes de marzo
Hace bastante tiempo que dejé mi puesto como Policía Local para dedicarme a la política. Una política que me enamoró desde que era joven porque entendía, y aún lo pienso, que es necesaria, además de bonita y sana, para trabajar por la gente. Para defender los intereses de los vecinos y vecinas mediante la puesta en marcha de iniciativas que ayuden a mejorar su bienestar.
Así lo he estado haciendo, con aciertos y errores, desde que tomé, por primera vez, posesión como alcalde de Huétor Tájar. Aciertos de los que me siento orgulloso, porque se consigue el fin que se busca. Y errores de los que, además de pedir perdón, se analizan las causas, con honradez y honestidad, para mejorar. Tomar decisiones a diario no es tarea fácil. Tengo claro y soy consciente de ser responsable de lo bueno y de lo malo, y de rendir cuentas y no dar la espalda.
Entiendo que la política está hecha para el pueblo y no al contario. La política no es publicar en las redes sociales bulos, mentiras, medias verdades, falsos testimonios e insultos; bien sea hacia mi persona, a nivel particular, o hacia el estamento político, en general. Hay quien confunde la libertad de expresión con el discurso del odio. Y todos sabemos que la libertad de expresión es un derecho y, como tal, también tiene sus límites. Límites como cuando se infringen otros derechos.
A nivel personal, es cierto que estos comentarios que aparecen en las redes sociales me quitan el sueño. Pero no por lo que dicen de mí: después de tantos años, tengo la conciencia tranquila. Pero me desvelan por mi familia y, sobre todo, por aquellas personas que confiaron, y aún lo siguen haciendo y, además, me siguen apoyando y mostrando su cariño, que puedan pensar que una mentira, contada mil veces, sea verdad.