Esta entrevista nos sumerge en la trayectoria de Rafael Peñalver, un artista que ha sabido evolucionar desde el paisaje tradicional hasta la abstracción más refinada, reflejando siempre su conexión con la naturaleza y su profundo interés por el color y el trazo fuerte.
"Rafael Peñalver: La evolución del paisaje a la abstracción como reflejo del espíritu artístico"
Pregunta: Rafael, ¿cómo fueron tus inicios en el arte y qué influencias moldearon tu evolución artística?
Respuesta: Mis inicios están profundamente ligados al paisaje. De hecho, empecé pintando al aire libre en Cuenca, cuando, siendo adolescente, ayudaba a mi tío en las labores del campo. Fue en ese contexto donde mis padres me compraron mis primeros lienzos. Sin embargo, con el tiempo, el paisaje dejó de ser suficiente y comenzó a transformarse en algo más abstracto, un proceso similar al que experimentó Joan Mitchell con la obra tardía de Monet.
Pregunta: ¿Cómo describirías tu proceso creativo cuando trabajas con el paisaje y la abstracción?
Respuesta: Siempre he intentado que mi pintura se asemeje a la fuerza de la naturaleza. Para lograrlo, mi técnica exige trabajar en gran formato; si no lo hago, siento que el impacto se diluye. En el proceso, no utilizo una paleta tradicional: el lienzo se convierte en mi paleta, y los tonos intermedios surgen directamente de la interacción con la superficie. Ya sea un paisaje o una abstracción, sigo un impulso instintivo que se guía por las primeras pinceladas, y esas marcan el camino hacia el resto de la obra.
Pregunta: Mencionas que te consideras un artista con muchos registros. ¿Cómo afectó tu relación con el Museo de Arte Abstracto y el arte conceptual en tus primeros años?
Respuesta: Sin duda, el Museo de Arte Abstracto de Cuenca jugó un papel crucial. Gracias a su biblioteca, descubrí el arte conceptual y otras expresiones más allá de lo puramente plástico. Esa etapa amplió mi visión y me permitió explorar nuevas maneras de comunicar ideas que no podía expresar solo con la pintura. A lo largo de mi carrera, he encontrado un equilibrio entre el espíritu reflexivo -inspirado en mi amor por la filosofía- y mis necesidades gestuales y expresivas.
Pregunta: En términos de estilo, ¿cómo describirías tu evolución a lo largo del tiempo?
Respuesta: Mi obra ha pasado de un horror vacui -con empastes densos y superficies llenas de color y textura- a una madurez más contenida, donde busco suavidad y transparencia. Aunque sigo siendo eminentemente colorista, ahora valoro la simplicidad y la delicadeza en la ejecución, manteniendo siempre esa conexión inicial con el paisaje, pero desde una perspectiva mucho más introspectiva.
Pregunta: ¿Qué impacto crees que ha tenido tu obra en el contexto del arte español y tu generación?
Respuesta: Mi generación vivió una ruptura importante con el pasado. Mientras muchos se inclinaban hacia la figuración y el pop, un grupo de nosotros tomó un camino más abstracto. Entre ellos estaban artistas como Broto, con quien mantuve una relación cercana. Mi obra, especialmente la abstracta, creo que refleja esa ruptura, pero también un diálogo constante entre lo figurativo y lo no figurativo, como si ambos mundos se complementaran y alimentaran mutuamente.
Pregunta: Finalmente, ¿cómo valoras la selección de tu obra para esta muestra?
Respuesta: Creo que es una excelente combinación. Los paisajes y las abstracciones contrastan de una manera que permite al público ver mi evolución. Los paisajes ofrecen una conexión inicial con la naturaleza, mientras que las abstracciones llevan esa relación a un nivel más cercano e introspectivo, casi como si se tratara de un enfoque fotográfico que desdibuja los límites de lo visible.