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De verdad les digo que esta viuda pobre ha echado más que todos.

Sí, como dices, soy Rey.

«No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos»

‘Mi casa será casa de oración’. ¡Pero ustedes la han convertido en una cueva de bandidos!

¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos.

Les digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.

«Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa»

«Vete. Tu fe te ha salvado»

En cuanto al día y la hora, nadie sabe, ni los mismos ángeles del cielo, ni el Hijo, sino el Padre.

Jesús les propuso una parábola para inculcarles que es preciso orar siempre sin desfallecer.

«Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres»

«El Reino de Dios viene sin dejarse sentir.»

«¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!»

‘Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer’

Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale.

Les digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro.

No hagan de la Casa de mi Padre una casa de mercado.

«Éste acoge a los pecadores y come con ellos».

Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío.

«¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!»

Cuando des una comida, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos o parientes ni a tus vecinos ricos.

«¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?»

«Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso»

Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos.

Conviene que hoy y mañana siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén.

Luchen por entrar por la puerta estrecha, porque, les digo, muchos pretenderán entrar y no podrán.

¿A qué es semejante el Reino de Dios?

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce, a los que llamó también apóstoles.

«¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!»